Inesperado

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Steve caminaba por las húmedas calzadas decoradas con arboles en la orilla, su chaqueta de cuero café inseparable le protegía de las pocas gotas que aun caían, dejó atrás los trajes elegantes, ahora usaba vaqueros y camisetas, su cabello pulcro como siempre, con un ligero bello facial de unos cuantos días, no lo iba admitir abiertamente, pero cada día que pasaba sentía más la ausencia de Tony y la necesidad agobiante de saber de él. No podía decirse completamente como el único afectado, pero dudaba que buscar una vez más a Tony fuera lo más conveniente, no quería volver a escuchar un rechazo.

Un par de personas le saludaban al paso, correspondía con una pequeña sonrisa, la cortesía no lo abandonaba. Compró el periódico a pesar de ser ya de noche, pero el dueño del kiosco era un viejo amigo suyo, la ayuda no le venía mal. Pasó por una pequeña tienda de abarrotes, compró lo necesario para una cena en solitario, un par de tomates, un paquete de pasta y una lechuga.

Cargado con la bolsa de papel y un periódico, caminó unas cuantas cuadras más, las casas formando una extensa fila, todas y cada una iguales, en el fondo quería eso para él, una casa de suburbio en un barrio tranquilo, al lado de, por supuesto, Tony. Suspiró y el vaho se hizo notorio en la fría noche.

Su edificio de apartamentos estaba un poco más delante de esas casas, con sus lujos innecesarios que ni siquiera disfrutaba.


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El precioso ejemplar de golden retriever que Tony acariciaba se percató de inmediato que alguien intentaba entrar, corrió dispuesto a recibir a la persona.

Tony solo rogaba por no desmayarse de nerviosismo.

Por fin se abrió la puerta y Cap saltó de inmediato sobre el hombre que a penas logró detenerse para no caer de espaldas, eso sí, el periódico que sostenía bajo su brazo cayó junto con el paquete de pasta que sobre salía de la bolsa del comprado.

Las risas de Steve se mezclaron con ordenes para que Cap se tranquilizara. Falló completamente.

Tony no movió ni un solo músculo en su asiento.

Cuando por fin el perro se calmó, Steve recogió el periódico y el paquete de pasta, ni siquiera se molestó en encender la luz, estaba acostumbrado a la penumbra del apartamento, nunca cerraba las cortinas de la puerta francesa que daba a la terraza, la luz de la calle era lo suficiente para él. Dejó descuidadamente las llaves sobre la mesita a la par de la puerta, junto con la bolsa del comprado y el periódico, siquiera notó el otro juego de llaves ahí mismo.

Cerró y dio un par de pasos hasta llegar a un armario en dirección opuesta al sofá donde estaba Tony sin moverse aún, apenas respirando.

Cap chilló y parecía querer advertir la presencia de Tony, Steve se quitó su chaqueta de cuero dispuesto a colgarla en el armario —Calma Capitán, déjame cambiarme al menos y te llevaré a pasear...— Hablaba mientras el perro seguía chillando, entonces fue cuando al cerrar la puerta vio el reflejo de una silueta, en el sofá, inconfundible, aun alumbrado solo por la luz de la luna.

—Hola Steve

La voz de Tony le desarmó por completo.

—Tony...— Trago saliva antes de continuar y como si de nada se tratara continuó con lo que hacía, tan natural como pudo fingir. —Parece que le vas a deber un favor a nuestro amigo— No era tonto, supo de inmediato que Bucky estuvo ahí con él y lo comprobó caminando de nuevo a la mesita, con la excusa de coger la bolsa del comprado y el periódico, notó el otro juego de llaves. Encendió la luz entonces.

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⏰ Última actualización: Aug 15, 2019 ⏰

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