Palabras

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       Muy entrada la noche, Tony se calmó por fin de su encuentro previo e inesperado con Obadiah Stane. Cualquiera pensaría que por el carácter fuerte con el que contaba no se doblegaría ante la situación, pero, pensándolo desde el punto de vista de Tony, tenía toda la razón a entrar en pánico al ver al hombre que lo tuvo encerrado durante seis años. Si bien, no hubo maltrato físico, tuvo la desdicha de perderse grandes eventos que cambiarían su vida. Si tan solo supiera que ese hombre era el causante, indirecto, de la muerte de su padre...

De cualquier forma, después de cambiarse el desesperante traje de gala, estaba recostado sobre el viejo catre acolchado que le servía de cama, a un lado estaba una pequeña mesa multiusos y en frente otro catre que servía como cama para Bruce. Era tan odioso tener que escuchar como los resortes saltados y oxidados del colchón chillaban con cada movimiento, y que decir de las articulaciones de la estructura metálica del catre. Toda una sinfonía de miseria que detestaba escuchar, cuando sabía a la perfección que el desgraciado se Stane contaba con una cama de lujo y una casa nada humilde a la que podía llamar mansión. Lo sabía porque su primer día en el país, después de dejar Inglaterra, lo pasó en la casa del "Tío Obi" y luego, todo el dulce sueño se convirtió en pesadilla, en un bar de mala muerte con peste a orina y mugre impregnado en cada rincón.

Recordar no le llevaba a nada y la humeante taza de cocoa que Bruce le preparó tampoco sirvió de mucho para calmar sus nervios.

Clint se marchó cuando se aseguró que Bruce tenía todo bajo control. Se fue con la promesa de avisar cualquier suceso que se presentara con Steve. Pasada la media noche solo recibieron la noticia que todo estaba tranquilo. Tony pudo respirar por fin con alivio al escucharlo. Sin embargo, seguía atormentado. Y no era para menos, pues, el hombre del que se estuvo escondiendo durante tanto tiempo lo encontró.

Bruce se lamentaba horrores no poder decirle toda la verdad a Tony, pero es que, no le correspondía. A nadie en realidad le tocaba decir semejante verdad, todos solo podían ver y callar, porque, sin las pruebas necesarias y confirmatorias ¿Cómo podían ilusionar a Tony de esa forma, al afirmar que era el hijo legítimo de Howard Stark?

Ahora, con los cabos atados, no podían hacer más que esperar a que Steve diera el último paso y esa decisión solo podía tomar dos rumbos. Decirle él mismo su descubrimiento o callar y dejar a Tony a su suerte.

Bruce consciente de todo ese embrollo habló claro y tendido con Clint. Si Steve optaba por la segunda opción él, como su amigo y hermano, se encargaría de desenmascarar la realidad. Incluso si eso ponía en peligro todo lo que su novio poseía. Clint lo apoyo, pensando que era lo correcto. Después de todo, cuando se conocieron Clint no poseía más que una mala reputación de matón y el futuro del abogado más corruptamente legal del estado. Con eso, vino la fortuna que ahora poseía y si la perdía le importaba poco con tal de seguir al lado de Bruce.

Tony se removió por séptima vez seguida en el catre, se sentó, se dejó caer y se giró quedando boca abajo en el colchón.

—Eztoh enomoragdah. —Dijo su bien pensada conclusión, se escuchó un murmullo inentendible con su rostro en una almohada, su amigo, sentado en el otro catre, sonrió viendo la actitud aniñada.

—No entiendo Tony, levanta la cara y dilo apropiadamente. — Como si fuera una madre con su pequeño adolescente conflictivo, Bruce espero paciente que su amigo obedeciera. Al verlo alzar el rostro le sonrió alentándole a continuar.

—Estoy enamorado.

Bruce se quedó en completo silencio, viendo la seriedad en el rostro de Tony. De todo lo posible, jamás creyó escuchar esa declaración.

Pretty BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora