Pretty Boy

Una llamada inesperada

El sonido enloquecedor de su móvil sonando lo estaba volviendo loco. Optó por cambiarlo a vibrador, seguía molestando martillando en su cerebro el ruido sobre la madera de su escritorio, lo puso entonces en modo silencio. La pantalla destellante tampoco ayudó, James entonces apagó el molesto aparatejo.

Un par de horas después volvió a encenderlo, solo para que las notificaciones de llamadas perdidas hicieran que el teléfono vibrara como loco, revisó su registro de llamadas solo para darse cuenta de que tenía más de ochenta llamadas perdidas, todas de un número desconocido. Bufó con molestia y se mofó de sí mismo por no desconectarlo desde antes.

Pensó que tal vez era alguna broma telefónica de mal gusto hasta que el teléfono de su oficina comenzó a sonar.

Respondió irritado, harto de escuchar timbrazos telefónicos y su secretaria le notificó de una llamada entrante con un nombre conocido de sobra para él.

Se sorprendió pues, en varias semanas o meses quizás no tuvo noticias de él y ahora se presentaba a través de una llamada. Curioso le pidió a su asistente que le comunicara de inmediato.

—Que sorpresa tan molesta...— Comenzó la conversación, aunque con tono relajado y hasta risueño.

Del otro lado del teléfono un bufido molesto fue la única respuesta, haciendo que la sonrisa de Bucky se ensanchara.

Escuchó todas y cada una de las palabras de su interlocutor, ni siquiera se percató que pasaron más de tres horas hablando, prácticamente solo escuchando, interrumpiendo en ocasiones para preguntar una que otra cosa y seguir el hilo de la conversación.

—Claro, cuenta conmigo — dijo cuando por fin terminó de hablar la persona al otro lado de la línea — nos vemos mañana en la mañana – continuó antes de colgar.

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Bucky estacionó uno de sus tantos costosos coches en una avenida que poco conocía a pesar de vivir a los alrededores, vio la hora en su finísimo reloj de muñeca y suspiro dudando si era una buena idea estar en ese lugar.

Pasados dos minutos exactos desde que aparcó escuchó unos golpecitos en el vidrio de la ventana del pasajero, se giró hacia el lado derecho, dio una sonrisa de lado al ver a la persona afuera del coche y de inmediato quitó el seguro y dejó entrar a la persona del otro lado.

— ¿Estás seguro de que funcionará? — preguntó Tony algo desconfiado ni bien se sentó en el asiento del copiloto.

—Bueno, no fue mi idea, fue tuya. Yo solo dije que te ayudaría a llevarla a cabo— Se acomodó el cinturón de seguridad y Tony lo imitó.

—Sí, bueno, pudiste detenerme ayer. — Dijo colocando nerviosamente sus manos sobre sus piernas y frotándolas contra la tela como si quisiera limpiarse algo.

— ¿Bromeas? No me perdería ni un segundo de esta diversión. — Giró la llave en la cerradura del coche y el motor rugió al encender. Tony le dedicó una mirada entrecerrada para demostrar la poca gracia que le hizo el comentario.

—Creo, que no eres tan malo, solo estúpido. — Atacó Tony sin remordimiento y Bucky no pudo hacer más que lanzar una carcajada y un asentimiento de cabeza.

El camino hasta su lugar de destino fue largo, no tanto por las más de cinco horas de recorrido, sino por el interminable silencio entre ambos, la radio era la única que se interponía entre ellos, y un señor hablando de la economía del país no era para nada entretenido.

—Sabes, Anthony, te juzgué mal, lo acepto, hice... Cosas, que no creo que valga la pena mencionar, pero, en mi escueta defensa, diré que fue por Steve. —