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— Baje a ese animal. —una voz seria, abrumadoramente amenzante hizo eco en el silencio que les rodeaba.

¿Situación?
Guren había alcanzado a los nobles, quienes astutamente retenían al canino, y al felino entre sus brazos.
Claro que, contrario al canino que mordía sin compasión alguna el brazo del Bathory, el felino ronroneaba ante las caricias de la Tepes hacia él.

Se sentía consentido por la suegra.

— No. —sentenció la pelirosa, retando al azabache mayor con la mirada.

— ¿¡No lo entiende!? Mataré a ese animal con mis manos después de castrarlo. —exaltado, señalaba al cachorro rubio, quien por unos momentos dejó sus mordiscos de lado para centrarse en la situación.

La risa de su madre no le provocó confianza alguna.

Contrario a ello, lo hizo recordar aquello que había olvidado: avisar que llegaría tarde al castillo.
Tal y como sospechaba, las cosas no irían bien para él.

— No, no... quien lo matará soy yo.

Inumika [Mikayuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora