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— Dime, ¿cómo te sientes? —preguntaba preocupada una pelimorada, quien preparaba de la forma más concisa que podía "el antídoto"

Pero el canino no mostró emoción alguna. Aún yacía aturdido, y extrañamente sentía unos agudos celos recorrer su pequeño cuerpo.

Pero... no había razón para sentirlos.
Ni siquiera había visto a Yuu-chan.

Pensándolo bien, debía concentrarse. Estar en una situación peligrosa ya formaría parte de su día a día, era mejor que se fuese acostumbrando.

— ¿Mika-kun? —sacudiendo un cascabel frente al nombrado, el castaño de ojos oliva le miraba ansioso— ¿Me entiendes?

— ¿Yoi...chi? —ladeó la cabeza intentando recordar su nombre.

Así que ese era el chico que lo había cargado, y la voz femenina había resultado ser la molesta forma femenina de Lacus... mejor conocida como Shinoa.

— Encontramos un antídoto... revierte los efectos del elixir anterior. —explicaba la pelimorada, tomando un pequeño frasco entre sus manos—. Aún no lo hemos probado... ¿Quieres intentar tomarlo?

Inumika [Mikayuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora