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Los soleados días del verano, la calidez del sol abrazador, la ardiente sensación de libertad. Todo ello acabaría pronto...

Y si no quería que Mika se fuese con ellos, tendría que poner patas a la obra.

Pero vaya novio tonto el que tenía. Se había metido en un sin fin de problemas en tan sólo unas horas.. es decir ¡ni siquiera a él le pasaban esas cosas! -y eso que Mika siempre le señalaba lo suertudo que era para meterse en líos-. Luego se encargaría de reprenderlo severamente.
¡Si! Así como el rubio lo hacía con él todo el tiempo. Es más, de seguro el karma se las estaba cobrando.

Bueno, se lo merecía por andarse creyendo perfecto.

— ¿Qué quieres que hagamos, pequeño Yuu-chan? —preguntaba Shinya, manteniendo sus pasos cortos para no acercarse demasiado a la catastrofe frente a ellos.

El minino frunció el ceño, pensando en las posibilidades que tenía.

1. Se lanzaba él mismo a defender al canino.

Resultado: Posiblemente lo pisoteen al no verlo u salga más lastimado que el mismo rubio.

2. Que fuese Shinya a detenerlos.

Resultado: Shinya no estaba molesto, más bien parecía divertido con la situación... por tanto, no podría calmar la furia de un padre celoso y una madre molesta... ¿o si? No, no iba a arriesgarse.

Aunque... un tigre sería de ayuda...

Inumika [Mikayuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora