Veintisiete

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Tus ojos se cristalizaron y yo sólo fui capaz de abrazarte y acariciar tu cabello. No te resististe, sólo escuche un suspiro tembloroso escapar de tus labios hasta que tu respiración se reguló y se volvió lenta y pausada, hasta ese entonces ninguno de los dos había dicho nada.

Te habías quedado dormida sobre mi pecho, no sabía si aún podías sentir esa corriente que nos rodeaba cada vez que estábamos juntos, pero desde ese día me gustaba verte dormir, parecías un ángel. Mi ángel.

No recuerdo el momento exacto en que me quedé dormido, pero recuerdo que cuando abrí los ojos, aún estabas ahí completamente despierta y sonreías tímidamente mientras tus mejillas se teñían de un intenso rojo velvet.

Aún en silencio deslice mi dedo por tu mejilla y fue agradable sentir lo suave y tibia que estaba. Desde ese entonces me encantaba acariciarte y a ti que lo hiciera.

Amor infinito | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora