Cincuenta y siete

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Recuerdo que cuando entre al cuarto del hospital te encontrabas acostada de lado con los ojos cerrados, pero sabía que estabas despierta por el temblor que recorría tu cuerpo y las lágrimas que salían de los costados de tus ojos perdiéndose en tu nariz o en tu cabello.

En silencio cerré la puerta y me acerqué lentamente hacia ti. Aún sin percatarte de mi presencia bese tus ojos repetidas veces limpiando tus mejillas. Te sobresaltaste, pero al saber que era yo te relajarte visiblemente y tu labio inferior comenzó a temblar conteniendo el llanto.

Te bese la comisura de la boca y te abrace a la vez que aferrabas tus brazos alrededor de mi espalda ocultando tu rostro en el hueco de mi cuello sin parar de llorar. Bese tu cabello repetidas veces y poco a poco comenzaste a tranquilizarte.

No te dejaría sola, te amaba y eso era lo que importaba.

Amor infinito | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora