Noventa y uno

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Quizás no fuera una niña pequeña con tus ojos, tu cabello y tus mejillas sonrojadas; una mini tú. Pero sería nuestra pequeña hija y le daríamos todo nuestro amor. Eso era lo que

importaba.

Cuando te lo comenté me miraste como si me hubiera salido otra cabeza, tú tampoco te imaginaste que llegaríamos a esa opción, pero no querías saber más de medicamentos, sólo querías descansar y ser mamá. Ese era tu sueño y yo te ayudaría a cumplirlo costará lo que costará.

Me encargué personalmente de citar a una de las mejores asistentes sociales a mi oficina. Le comenté la situación y rápidamente se puso en ello.

No quería comentarte que ya había comenzado con el proceso de adopción hasta que fuera algo más concreto y seguro. No soportarías otra desilusión. Lo sentía.

Amor infinito | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora