Treinta y cuatro

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Abrazándote con la misma intensidad susurre a tu oído que sólo había sido una pesadilla, que todo estaba bien y lentamente comencé a trazar círculos alrededor de tu espalda hasta que poco a poco tu respiración comenzó a regularse.

Con cuidado me separe de ti y limpie tus lágrimas mientras tomaba dos pañuelos de la mesita de noche junto a mi vaso de agua. Te extendí un pañuelo y el agua, susurraste un gracias tembloroso mientras que yo con el otro pañuelo eliminaba esa fina capa de sudor frio de tu frente.

Amor infinito | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora