Ochenta y uno

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Al día siguiente ninguno de los dos fue a trabajar, teníamos una única prioridad ese día. Ir al hospital.

Podía palpar tu nerviosismo y miedo cuando nos detuvimos al frente de la puerta de la consulta de la doctora Greene. No dejaría que cualquier inepto te atendiera así que me asegure de agendar una cita con la mejor ginecóloga de Seattle.

Amor infinito | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora