Sesenta

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Apenas llegamos te quitaste los zapatos de tacón y comenzamos a caminar hasta la cocina, estabas nerviosa, pero eso no impidió que te preparará algo de comer; y con preparar me refiero a calentar un bol de comida que Gail se encargó de dejar listo en refrigerador, pero la intención es la que cuenta.

Luego de comer nos fuimos a la cama, te había pasado una de mis camisas y vi de reojo como enterraste tu nariz en ella.

Ese simple gesto me enamora y embelesa.

Amor infinito | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora