Noventa y tres

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Cuando nos detuvimos al frente del centro de adopción tu rostro era todo un poema y es más, te saque una foto.

Sonriendo te ofrecí la mano y tomándola firmemente bajamos del auto entrando al establecimiento.

Podía ver el nerviosismo y ansiedad en tu mirada. Había más personas a nuestro al rededor a la espera que dejarán salir a los niños al patio y poder verlos.

Yo estaba que me moría de los nervios, pero intentaba aparentar impasibilidad, debía ser tu pilar.

Amor infinito | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora