Ochenta y dos

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Durante la consulta, no dejaste de darle ligeros apretones a mi mano mientras escuchabas con atención todo lo que la doctora decía.

Nos hicieron los exámenes necesarios y a la semana siguiente finalmente la doctora, con los resultados en manos, nos recibió con una amplia sonrisa.

No dejabas de moverte mientras estabas sentada, una mezcla de nerviosismo, desesperación y miedo se reflejaban en tus ojos, pero al salir del hospital, no dejabas de sonreír y tus ojos brillaban como nunca, había un tanto de ilusión.

Amor infinito | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora