Ciento cuatro

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En la primera ecografía ambos estábamos nerviosos, pero con el paso de los segundos la expresión de tu rostro se relajaba.

Casi sentí que se me salía el corazón del pecho cuando en la pantalla apareció con un filtro sepia un pequeño porotito, y ese porotito era nuestro bebe.

De repente la doctora Greene lo apuntó desde otro ángulo y se logró apreciar otro porotito más.

Sintiendo como un nudo se me formaba en la garganta le pregunte con voz seca qué era eso y la respuesta de ella te hicieron sollozar.

Eran dos.

Amor infinito | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora