El ver un humano crecer provocaba una conexión especial con su ángel guardián, debido principalmente a que podían ver y sentir las emociones que emanaban del alma del humano. Y esa era una de las razones principales por las que Ken, adoraba ser un ángel guardián.
El chico a su cargo — su segunda asignación — era un muchacho en plena adolescencia, al cual su anterior ángel designado desde su nacimiento, habían ascendido de puesto por su excelente labor.
«Espero que cuides muy bien de Guss, él ha sido un buen chico durante este tiempo...»
Las palabras de Dana, hacían eco en la mente de Ken cada vez que observaba como Guss cometía algún delito menor a medida que iba creciendo.
— Esto no me puede estar pasando a mí... ¿Será que en verdad soy tan mal ángel guardián? — se decía a sí mismo Ken, mientras observaba una vez más como Guss, ahora un hombre de casi cincuenta años terminaba en la cárcel por tercera vez, pero ahora con una condena de veinticinco a treinta años.
* * *
Dentro de la habitación de N, Leo lo sujetaba de las caderas para profundizar sus penetraciones, mientras que el mayor seguía con ambas manos sobre el suelo tratando de no caerse; ya que se encontraban realizando una postura sexual entre la carretilla y de perrito. Todo en el ambiente eran gemidos y gruñidos de parte de los dos, hasta que en un arrebato, Leo besó la espalda de N justo en el momento en el que terminó dentro de él, provocando que ambos se desplomaran y cayeran al suelo.
— Espero que eso no se vuelva a repetir — le dijo N una vez que ambos estuvieron vestidos de nuevo.
— ¿A qué te refieres? — le preguntó Leo fingiendo no saber.
— Leo... Leo... Leo, no trates de jugar conmigo, porque si lo haces no te gustará, así que solo aferrarte al plan original, y espero que lo sucedido hace unos momentos no se vuelva a repetir ¿entendiste? — le dijo N tomándolo de la barbilla de una manera un tanto brusca, mirándolo fijamente a los ojos.
— Sí — le respondió Leo mirándolo a los ojos con fijación.
— Bien, ya puedes irte — dijo N soltándolo de manera que le dejó marcado sus dedos en la barbilla.
Un error, justamente eso fue lo que Leo se recriminaba al haber besado a N en la espalda. Las reglas en su relación eran muy claras, solo sexo duro sin ningún tipo de insinuaciones románticas o cariñosas de parte de ninguno de los dos. Pero por el calor del momento y el tener una excelente vista de la hermosa piel de N, Leo hizo lo que justamente no debía. Se arrepentía sí, pero no por el hecho de haberlo besado ya que eso era algo que quería hacer desde la primera vez que tomó a N por la espalda, sino porque pensó que N lo pasaría por alto y lo que terminó recibiendo fue una advertencia de parte de él.
* * *
Los humanos para Leo eran presa fácil, siempre se divertía asechándolos, engañándolos o torturándolos con sus sentimientos, pero al creerse superior a ellos, prefería ver como se mataban entre ellos. Por esa razón le gustaba asistir a las cárceles, donde una vez corrompida un alma era mucho más fácil de manipular.
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En las Sombras
FanfictionEn lo más profundo del inframundo un ser carente de buenos sentimientos, posa su mirada en quien podría ser el que le enseñe el verdadero significado de la palabra amor. N diminutivo de la palabra en latín nuevo. Es el heredero al trono del inframun...