Consternado hasta más no poder; después de que las ideas se organizaran en su mente, coraje, ira, furia, rabia y cólera eran algunos de los muchos sinónimos que comenzaron a maximizarse dentro de Leo; pero no por el hecho en sí de enterarse de que N consiguiera a alguien más para estar con él, sino porque había escogido precisamente a un humano. La criatura según Leo, menos merecedora de tener siquiera la posibilidad de ser vista por el príncipe de las tinieblas.
Totalmente fuera de sí, Leo golpeó al demonio mensajero hasta que lo dejó inconsciente; y al saberse de sus buenas y excelentes conexiones logró que fuera torturado, por según haber ofendido ante su presencia a N.
— Me alegro tanto que te hayas hecho cargo de este, Leo — comentó Ramuf, demonio a cargo de poner cierto orden a los infractores — si su majestad se enterara...
— Tranquilo — lo interrumpió — yo personalmente hablaré con él, tú no tienes de que preocuparte.
— Gracias, otra vez.
— No tienes porque, solo hice lo que me pareció justo.
Leo sonrió de lado al ver a Porter, quien lucía más como una piltrafa que un demonio, a quien por cierto le habían cortado la lengua para que no pudiera decir palabra alguna por el resto de su miserable existencia.
* * *
El problema era que solo había una forma de averiguar si lo dicho por aquel demonio era cierto o solo eran un montón de palabrerías. Leo se preparó mentalmente para buscar a N, corriendo con suerte se enteró que se encontraba en sus aposentos y fue a buscarlo, pero la frustración al sentirse desplazado lo hizo sentirse con derechos a reclamar, y lo que recibió a cambio fue que N lo torturara por interrumpir sin ser invitado.
A simple vista ambos podían ver lo diferente que se veían el uno al otro, esa chispa que al principio los había mantenido en la cama más tiempo del que hablaban, parecía haberse esfumado dejándolos como dos completos extraños.
— Solo viene a hacerte una pregunta y quiero que me contestes con la verdad.
— La verdad es tan relativa — le contestó con una sonrisa de lado.
— Es enserio N... Dime ¿es verdad que has estado viendo a un humano?
— ¿Y eso a ti qué?
El ver la forma en la que N esquivaba su pregunta lo hacía enfurecer aún más, a tal punto que apretando sus puchos casi podía sentir el escozor de una herida naciente.
— ¡Has perdido la cabeza!... Eres el príncipe de las tinieblas y me vas a decir que te has enamorado de un miserable humano... Anda, dime ¿Qué tiene él que no tenga yo? — le dijo con desprecio Leo mientras lo sujetaba del brazo.
— Él, no me engaño con un ángel — le respondió zafándose de su agarre.
— Pero N, eso solo fue cosa de una noche — le dijo con desespero pasándose ambas manos sobre el rostro — jamás voy a volver a verlo de nuevo. Además yo...yo te quiero.
— ¿Querer? Si como no, no me hagas reír. Ve y dile eso a tú ángel Ken. A mi déjame en paz.
Los ojos de Leo se abrieron por la sorpresa, él no sabía que N supiera exactamente con quien lo había engañado y eso sí que lo dejó sin palabras. Cuando N dejó la habitación, Leo hizo memoria de todas las veces que había subido a la tierra para encontrarse con Ken, y en cada una de ellas recordaba que habían sido muy precavidos de no ser vistos por ninguno de los dos bandos. Incluso recordó la vez que Ken le había pedido encarecidamente que sus visitas fueran en lugares nada poblados, por eso cuando había estado con él lo había hecho en un lugar inhabitado por humanos.
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En las Sombras
FanfictionEn lo más profundo del inframundo un ser carente de buenos sentimientos, posa su mirada en quien podría ser el que le enseñe el verdadero significado de la palabra amor. N diminutivo de la palabra en latín nuevo. Es el heredero al trono del inframun...