Ken alzó sus manos y, cuando parecía que iba a rechazar los avances de Leo nuevamente, simplemente se rindió a él, se agarró a sus fuertes hombros y alzó sus piernas para envolver la cintura del contrario, restregándose contra su duro miembro, mientras gemía ardientemente en busca de su placer.
Leo rugió enfebrecido por la pasión. Sin dejar de agarrar fuertemente a Ken contra su cuerpo, lo recostó sobre el pasto y reclamó sus labios una vez más, mientras sus manos buscaban frenéticas la exploración de su torso desnudo.
Los dedos del demonio no tardaron en acariciar sus erguidos pezones y pellizcarlos haciéndolo sollozar de pasión. Su boca abandonó los labios del contrario y fue bajando despacio por su cuerpo en busca del recuerdo del sabor de su deseo. Besó con delicadeza su cuello, sus hombros, y cada centímetro de piel expuesta que el ángel tenía, haciéndolo enloquecer. Acarició sus piernas, desde la punta de los pies hasta sus firmes muslos, que se abrieron sin protesta alguna cuando los besó y lamió muy cerca de donde su deseo latía con necesidad. El cuerpo de Ken estaba tan tenso como una cuerda, lleno de deseo, a la espera de sus caricias en el lugar más íntimo. En definitiva, la razón había dejado su mente hacía tanto tiempo, que solo se limitaba a sentir.
Finalmente, cuando Leo alzó sus caderas y lo saboreó a través de los calzoncillos, como si fuera un hambriento y él su comida, Ken gritó extasiado mientras se aproximaba cada vez más a su primer orgasmo. Leo no se detuvo y le arrancó la ropa interior sin dejar de devorar su miembro con posesividad, chupando y lamiendo por todas partes.
Ken, se sentía en extremo sensible ya que nunca había sentido tales caricias; su pecho subía y bajaba con rapidez cuando Leo apretó su miembro con una mano y la otra introducía uno de sus dedos en su húmedo interior, embistiéndolo a la vez que su lengua lo volvía loco de pasión en otro beso necesitado. Cuando Leo introdujo un segundo dedo, Ken gritó su nombre una y otra vez mientras tenía su primer y tan necesitado orgasmo; mientras agarraba fuertemente la cabeza de Leo contra su cuerpo al tiempo que arqueaba la espalda.
Con el cuerpo lánguido y relajado, Ken soltó la cabeza de Leo, que pareció mostrarse satisfecho, pues se retiró de su lado haciéndole darse cuenta del frío de la noche. Él se quitó la ropa interior y mostró su enorme erección ante los ojos inocentes de Ken, mientras su mirada llena de lujuria insatisfecha lo devoraba.
—Nunca tendré suficiente de ti — declaró Leo dirigiéndose hacia Ken.
El ángel lo miró confuso, pero tan sólo echar un vistazo al fuerte cuerpo desnudo de Leo y a su excitante miembro, se llenó nuevamente de un vivo deseo, por lo que se olvidó de quiénes eran y de todo lo demás, y alzó la mano para acariciar su miembro. Se sintió poderoso, al escuchar a Leo gemir de placer mientras él apretaba su miembro y movía su mano haciéndolo reaccionar.
Las caderas de Leo se movieron contra su mano mientras él gruñía su nombre una y otra vez; Ken se humedeció los labios y a continuación fue él, quien tomó la iniciativa guiándolo hacia su interior. Cuando finalmente Leo se introdujo despacio en su apretado interior, para él fue el paraíso, pero Ken gimió de dolor.
Dadas las conexiones de Ken con los humanos, él también podía sentir el dolor, no de forma física por ser un ser de luz, pero sí como si fuera una sensación que se adueñaba de su mente, casi como si pudiera tocarla.
Mientras Leo intentaba introducirse enteramente en Ken, este se dedicó a volver a excitar su tenso cuerpo con el fin de hacerle olvidar el dolor de la primera vez, porque estaba más que seguro que así era. Lo acarició de nuevo con una de sus manos, de modo que tomó su miembro reactivándolo.
Ken no tardó en reaccionar y exigirle que se introdujera en su cuerpo; Leo se resistía a ser brusco y arrebatarle la virginidad de una sola embestida, porque dentro de todo quería disfrutar plenamente del encuentro sin apuros y sin prisa; pero fue Ken el que lo obligó a hacerlo cuando alzó sus caderas aceptándolo completamente en su interior. Leo gimió extasiado cuando se halló todo apretado por su húmedo cuerpo, Ken gritó de dolor, exigiéndole que se quitara de encima, hasta que empezó a moverse para apartarse de Leo y comenzó a gustarle.
ESTÁS LEYENDO
En las Sombras
FanfictionEn lo más profundo del inframundo un ser carente de buenos sentimientos, posa su mirada en quien podría ser el que le enseñe el verdadero significado de la palabra amor. N diminutivo de la palabra en latín nuevo. Es el heredero al trono del inframun...