Trabajar con un arcángel era algo que Ken nunca se imaginó que haría, incluso pensaba que estaba recibiendo demasiado, a pesar de haberse equivocado enormemente al involucrarse con Leo. Su trabajo era bastante sencillo, pero también bastante monótono y muy aburrido, tanto que incluso Ken podría jurar que de seguir haciendo lo mismo, tardaría más de un siglo en olvidarse de Leo, porque simplemente él no salía de su mente.
El departamento encargado de hacer los registros de humanos y ángeles era bastante austero, en el, no trabajaban más de diez ángeles. Cada uno tenía a su cargo sus deberes correspondientes, todos dictados por Afra la que se podría decir era la jefa de todos ellos. Aunque el trabajar para ese departamento a Ken le resultaba muy cómodo, también avivaba sus ganas por volver a la tierra, ya que él adoraba el trabajo de campo, como solía decirle al trabajo que hacían los ángeles guardianes.
Después de un día normal de trabajo, a punto de regresar a casa, Ken se encontró con Afra. Los ángeles de menor rango como lo era Ken, en muy pocas ocasiones tenían la oportunidad de convivir con los arcángeles, y aunque la posición de Afra también era bastante baja en comparación con otros arcángeles. Para Ken, eso no le quitaba la hermosura que destilaba su presencia, así como el ser una figura que imponía respeto.
— Tú eres Ken ¿no es cierto? — le preguntó.
— Sí, señora — respondió Ken observando la bella sonrisa que le estaba regalando Afra.
Ella lo miró con ternura por un momento, hasta que después de un par de minutos su mirada se volvió sombría y triste.
— Vaya, ahora sé porque estás aquí — dijo quedamente.
— ¿Disculpe? — preguntó Ken sin entender las palabras de Afra.
— Haz hecho un buen trabajo Ken, solo no te rindas ¿sí?
— Cla-ro — respondió sintiéndose nada seguro del porqué de las palabras de Afra.
Cuando Ken estuvo de nuevo en la comodidad de su habitación, el encuentro con Afra no dejaba de reproducirse en su mente.
— Ella es realmente bella — dijo para sí mismo, mientras se recostaba en la cama mirando fijamente el techo.
En lo que Ken no se había fijado, era en que Afra, lo había visto más allá de lo que los demás; ella había percibido ese brillo especial de los enamorados en él, pero lo más importante, el pequeño secreto de Ken había quedado expuesto también, porque Afra pudo notar que su corazón había sido entregado a un ser no celestial, a un demonio.
* * *
Para que Leo tuviera la oportunidad de estar de nuevo con N, solo había una forma. Era un plan demasiado arriesgado, pero que de resultar sabía que también él podría obtener grandes beneficios gracias a ello, solo tenía que jugar bien sus cartas y apostar el todo por el todo, si quería recuperar a N de nuevo.
— Mi señor.
— Leo, escuche que querías hablar conmigo — dijo el padre de N en cuanto este entró al encuentro de Leo en su propia habitación.
— No es nada urgente su majestad, pero tal vez podría interesarle lo que voy a decirle...
La encomienda de Leo, después de expresar su preocupación por las jerarquías en el inframundo, era muy simple; él sería el encargado de buscar a N para ponerlo al tanto de la llamada de su padre, y por supuesto sabía que así tendría la oportunidad de verlo una vez más, no era porque realmente quisiera verlo, era porque le carcomía por dentro el saber que había sido cambiado por un humano.
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En las Sombras
FanfictionEn lo más profundo del inframundo un ser carente de buenos sentimientos, posa su mirada en quien podría ser el que le enseñe el verdadero significado de la palabra amor. N diminutivo de la palabra en latín nuevo. Es el heredero al trono del inframun...