SEGUNDA PARTE . ALEXEI

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Laura, lo que vas a leer ahora es la historia de lo que salió mal. No solo recientemente, después de la cena de Nochebuena, sino de todo lo que ha salido mal en mi vida, que en los últimos años ha sido todo. Vivía bajo la impresión de que podía escaparme de ello, pero al final no ha sido así. Soy un cobarde por haber desaparecido de esta manera. Si esta confesión no llega a tus manos supongo que me odiarás toda la vida; bueno, quizá sea presuntuoso decir eso, digamos simplemente que lo harás durante mucho tiempo. En cambio, sí ahora lees este relato, quizá me odies, pero de forma más matizada, o quizá te proporcione algo de alivio saber que hubo una explicación. No hay razones buenas para esfumarme como lo he hecho después de todo lo que hemos compartido; no en tiempo, pero sí en intensidad, al menos para mí. Creerás, y con toda razón, que estoy mal de la cabeza, que soy un desaprensivo o un malvado, o quizá una combinación de todos esos rasgos. Si acaso, admito ser un ingenuo por aspirar, o haber aspirado durante estos meses que hemos vivido, a librarme de la carga de mi pasado y de mi presente. No lo llamaré destino, porque el término está muy sobado y ya lo has leído muchas veces en novelas que te habrán resultado infinitamente menos fraudulentas que yo. Quizá pensaste que exageraba cuando te dije que yo no era nada. Contigo he sido algo. Me has permitido moverme por el mundo con algo que hacía tiempo que había perdido: la corporeidad. Antes de conocernos, e incluso en los primeros días en los que te observaba a distancia en la biblioteca, yo me sentía invisible, y así es como muchos me han tratado. A otros, en cambio, les he llamado insoportablemente la atención, y he dedicado buena parte de mis esfuerzos a alejarme de ellos, aunque eso supusiera grandes dificultades para mí. Lo explicaré después; lo importante ahora es que sepas que me ha dado alas que tú pudieras verme, y que la gente de tu alrededor me viera también. He tocado con la punta de los dedos una existencia maravillosa, por no hablar del futuro que he vislumbrado para nosotros. No puedo enfadarme con Javier, aunque sea el responsable más o menos directo de esta situación. Es obvio que te quiere y se preocupa por ti, y supongo que yo en su lugar (si es que alguien como yo se puede imaginar en el lugar de alguien como él) habría hecho lo mismo. Le agradezco que, si ha cumplido su palabra, voy a ser yo quien te revele mi historia, y el motivo de mi desaparición, y me alivia al menos poder hacerlo de mi puño y letra.

ANOCHECE EN LOS PARQUES   - ANGELA ARMERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora