Capítulo 31

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El jueves despierto con una sensación de pesadez extraña, me concentro en los estudios y a la hora del descanso por fin tomo algo de tiempo para ver a mis amigos. Desde que finalizó el torneo de videojuegos el martes, estuve recibiendo mensajes de mi novio, pero no nos hemos visto tanto como me gustaría, mis amigos tienen razón, cuando siento que estoy rodeada de situaciones importantes me aíslo un poco para evitar afectarlos.

—Hey hermosa —un beso de Fabián enorme en mi mejilla me saca de mis pensamientos —al fin nos honras con tu presencia ¿eh? —lo golpeo con el codo en el costado de modo juguetón, él finge una mueca de dolor.

—Sí, bueno, las clases han absorbido mi tiempo, debo concentrarme si quiero obtener buenas notas para graduarme.

—¡Pero esta noche no! —agrega Marcos besando mi mejilla y señalando su franela.

Es una franela simple de color negro pero tiene escrita en el medio Rumba sin nombre, haciendo referencia a su canción favorita de Estopa. Golpeo mi frente con una mano, ya hoy es jueves, Marcos quiere que lo lleve al concierto.

—¿No lo recordabas verdad? —pregunta mi amigo fingiendo enojo.

—La verdad no, sabes que amo esa banda, pero de verdad he estado ocupada.

—¡Oh no! ¿Y crees que te vayan a dar permiso? —río.

—De hecho ahora estoy muy bien con mis padres, la relación con mamá volvió a la normalidad y en recompensa me levantaron el castigo, ahora puedo salir a donde quiera siempre y cuando les avise y llegue a la hora que acordemos —Marcos se queda dudando un momento haciéndome reír —es de verdad querido amigo, no volvería a mentirte con algo como eso.

Marcos ríe porque nota que digo la verdad y me mira satisfecho.

—Has aprendido mucho enana, me haces sentir orgulloso —me envuelve en un abrazo y con una mano despeina mi cabello por lo que me suelto golpeándolo en un costado.

—Lo sé —sonrío con suficiencia —soy maravillosa —Fabián me da un corto beso.

—¿Entonces te vas a un concierto sin nosotros? —se señala junto a Andrea que se mantiene distraída en su celular, ella levanta la mirada y me sonríe.

—Sí Fabián, es su regalo de cumpleaños, no seas tan posesivo —bromea mi amiga.

Entre risas y comentarios de mis amigos se hace la hora para volver a clases, pero a la hora de la salida cuando voy saliendo del salón Fabián se atraviesa en mi camino.

—¿Qué crees que haces? —pregunto bromeando, él ríe y me observa con una de esas sonrisas de enamorado que me encantan.

—No puedo dejar de pensar en que tus padres te levantaron el castigo, ¿eso significa que hoy puedes salir conmigo?

—¿Tienes algo planeado?

Uso mi voz coqueta, me acerco un poco a él apoyando las palmas de mis manos en su pecho y luego subiéndolas hasta su cuello para rodearlo y juntar sus labios con los míos. El beso no dura mucho porque estamos en el pasillo del colegio pero al menos ha cumplido el objetivo de poner a mi novio en ese plan juguetón que me encanta.

Pone su boca en mi oído para susurrar.

—Justo ahora y después de eso quiero llevarte a la fraternidad de mi hermano, tengo una habitación que él me dejó para que me quedara cuando quisiera —río.

—Eso es ser directo, pero vale, acepto la propuesta.

Llegamos demasiado rápido, para nuestra buena suerte no hay nadie en la planta baja y nos escabullimos por las escaleras hasta el largo pasillo donde están las habitaciones, él saca una llave del bolsillo de sus pantalones y abre la puerta, en un momento sus labios vuelven a estar sobre los míos, desesperados pero a la vez tiernos y dulces, creo que nunca podré cansarme de sus besos.

El gato y el ratónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora