Capítulo 20

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Andrea se acerca a mí emocionada pero cuando me ve cambia su expresión a una de extrañeza.

—¿Ocurre algo Val?

Sé que mi cara de confusión debe haberla alertado pero aún no encuentro las palabras, mis pensamientos siguen en lo ocurrido con Emile, no porque esté confundida sino porque todo pasó demasiado rápido, luego se fue sin decir nada al respecto y tampoco me dejó hablar.

—¿Y Emile?

—No hablemos de él ahora —las palabras salen con rapidez de mi boca, mi amiga cubre su boca con las manos en señal de asombro.

—¡No! ¿Tu fantasía se volvió realidad? ¿Te acostaste con él?

—¡Claro que no! —vocifero, pero luego agacho la cabeza recordando los hechos —pero no puedo decir lo mismo de haberlo besado —bajo la voz, su cara de asombro es bastante exagerada.

—¡Oh rayos!, te dije que algunas cosas debían mantenerse solo en la imaginación, ¿todavía sientes cosas por él?

—No, sé que fue un error, tal vez se trató del momento, él dijo que le hubiese gustado aparecer antes para que pudiéramos intentarlo de nuevo, luego me besó y debido a la fantasía que ya tenía en mi cabeza más los recuerdos de París dejé que lo hiciera, después el taxi estacionó, me soltó y se fue, prácticamente huyó de mí luego de pedirme disculpas.

—Bastante sensato de su parte, está claro que todavía le gustas mucho, pero sabe que ahora tienes novio y solo pueden ser amigos, su impulsividad ganó en el momento, luego se arrepintió, por eso te pidió disculpas. Se fue porque no quiere estar en tu fiesta junto a tu novio, rodeado de tus amigos sintiéndose incomodo y haciendo que tú estés igual.

—Es cierto —me relajo un poco —pero luego tengo que hablar con él, no quiero que las cosas se queden tensas entre nosotros.

Alguien me abraza por detrás.

—¿Con quién están las cosas tensas?

De inmediato pensé que se trataba de Fabián y me intranquilicé pero al escuchar su voz vuelvo a mi estado anterior y lo abrazo. Marcos se para enfrente y me entrega una bolsa de regalo color azul.

—Es un disco de Estopa y entradas para su próximo concierto aquí en Barcelona, espero que me lleves como tu acompañante —sonríe.

—¿No se supone que deberías dejarme descubrir el regalo en lugar de decirme? —finjo enfado.

—Tal vez, pero hoy no estoy precisamente de humor, no pienses que es por ti Val, como siempre estoy feliz de estar contigo —me guiña el ojo —lo que me recuerda que ya tenemos que irnos, los chicos nos están esperando con todo preparado y tú debes usar esto, sino no sería secuestro —ríe poniéndome una venda de color oscuro en los ojos y atándola por detrás de mi cabeza.

Sus manos se acomodan en mis hombros y me guía hasta lo que debe ser un automóvil ayudándome a sentarme, alguien más se acomoda a mi lado y escucho que cierran la puerta.

—¿Estás cómoda? —escucho la voz de Marcos delante de mí en lo que debe ser el asiento del conductor

—Sí, pero vámonos ya, no quiero estar mucho tiempo sin poder ver.

—Relájate, después de todo hacemos esto todos los años —esta vez habla Andrea tocando mi hombro.

El coche comienza a moverse, no puedo ver nada por lo que el trayecto se me hace extremadamente largo, en algunos momentos Andrea dice alguna cosa graciosa o habla conmigo y así pasa el tiempo hasta que el auto se detiene, vuelvo a escuchar la voz de Marcos y sus manos retiran la venda de mis ojos dejándome ver de nuevo.

El gato y el ratónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora