Capítulo 4

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Alex no estaba por ninguna parte, busqué en cada rincón del cuarto, lo desordené por completo y aún así mi hermano no aparecía. Cuando salí del cuarto preocupada y llegué a la sala me encontré a Fabián en el mismo lugar donde estaba hace unos minutos, pero esta vez reposaba en un sillón con la cabeza agachada cubierta por sus manos, se veía algo triste y yo estaba furiosa con él por lo que había ocurrido hace unos segundos, pero no era el momento de pelear, necesitaba encontrar a mi hermano y debía pedir ayuda así que me acerqué a él.

-Fabián ¿has visto a mi hermano?

Él subió la vista al escuchar mi voz y su estado de tristeza cambió rápidamente al enojo cuando me vio.

-No lo he visto, ¿me vas a volver a abofetear sin razón?

Estaba claramente enfadado, pero al notar mi cara de preocupación su actitud se suavizó un poco y se levantó rápidamente para acercarse a mí.

-¿Ocurre algo malo?, ¿por qué estás tan preocupada?

-No encuentro a mi hermano, fui al cuarto donde debía estar dormido y no estaba, estoy asustada, no quiero que le pase nada malo.

Estaba a punto de llorar debido a los nervios, en el fondo sentía que podía pasarle algo malo y eso me preocupaba, Fabián caminó hasta mí y sin decir nada me abrazó, seguía realmente molesta por lo que había pasado pero me sentía tan débil en esos momentos que acepté el abrazo como una ofrenda de paz y comenzamos a buscar a mi hermano.

Caminamos por toda la casa de arriba a abajo buscando a Alex, Marcos nos encontró preocupados y se unió a la búsqueda pero todos nuestros esfuerzos por encontrarlo eran inútiles, mi hermano no aparecía por ningún lado y eso solo empeoraba mis nervios.

Luego de varias horas buscándolo Marcos me pidió que me calmara y nos sentamos en el sillón.

-Hemos buscado por toda la casa, parece que se lo hubiera tragado la tierra - dijo Marcos pasando las manos por su cabello, él también estaba realmente preocupado.

-¿Como se puede perder un niño de 13 años en una casa?, alguien tuvo que verlo - Fabián estaba sentado junto a Marcos y se veía tenso.

-Le hemos preguntado a todos los que quedan, no debí venir a la fiesta, si no hubiera venido mi hermano estaría conmigo y no perdido como ahora.

-Lamentarse no te devolverá a tu hermano, tiene 13 años, no es un bebé, aparecerá no te preocupes -dijo Fabián tratando de tranquilizarme.

Le había preguntado a todos los que quedaban en la casa pero nadie sabía nada y a medida que el tiempo pasaba me preocupaba más y más, hasta que tomé una decisión.

-Debo volver a la casa chicos, mis padres sabrán que hacer, además puede existir la posibilidad de que Alex esté allá.

Ellos estuvieron de acuerdo y salimos de la casa, mientras caminábamos a donde estaba la camioneta me fijé en un chico que estaba sentado en el jardín delantero, tenía las piernas cruzadas en posición de indio mientras fumaba un cigarrillo, pero lo que me llamó la atención era la revista que descansaba encima de sus piernas, era la historieta de Alex.

Caminé rápidamente hasta estar cara a cara con aquel joven, su mirada estaba perdida en el horizonte mientras seguía fumando, entonces me fijé que no era un cigarrillo común. Sé que debía tomármelo con calma y preguntarle tranquilamente lo que sabía, pero ver esa historieta encima de sus piernas me había enojado tanto que comencé a sacudirlo por los hombros mientras gritando le preguntaba por mi hermano.

El chico seguía estático y no decía ni una sola palabra, eso solo hacía que mi enfado creciera, pero antes de que pudiera golpearlo Marcos y Fabián me tomaron por los brazos y me alejaron de él.

El gato y el ratónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora