Lo que no pasó © (Libro Completo)

Capítulo 1

No sé si les ha pasado que no quieren hacer algo, pero saben que no tienen elección. Pues justo ahora no quiero estudiar, pero se que si no lo hago repruebo y la verdad soy un poco obsesiva con respecto a mis calificaciones. Además quiero entrar a una buena universidad, aunque todavía no me decido que quiero estudiar.

— ¡Sofia ya está lista la cena! — grita mamá desde el piso se abajo — ¡Baja ya!

— ¡Un segundo! — grito de vuelta. Cierro mi computadora y el cuaderno con algunos apuntes sobre mi cama.

Creo que este ha sido uno de los trabajos mas largos que he hecho. Lo empecé hace una semana y aun me falta corregir y agregar algunas cosas. Bueno todo gracias a la grandiosa maestra que tengo — nótese el sarcasmo — que todo lo quiere absolutamente perfecto, sin el más mínimo error.

Me levanto de la cama y camino hacia la puerta, pero noto el marco de la foto donde salgo con papá en el suelo junto a mi mochila. Sonrío cuando la veo. En ella aparecemos él y yo en la playa haciendo castillos de arena. La foto es de cuando yo tenía siete años aproximadamente.

En casa solo vivimos mamá y yo, pues papá y ella se divorciaron cuando yo tenía once años, puesto que ya no se amaban y papá estaba interesado en otra mujer. Yo era muy unida con él, pero después de la separación mamá y yo nos fuimos de la ciudad y él se volvió a casar. Tuvo otra hija que ahora tiene cinco años y a la que apenas conozco y todo cambió. Apenas y lo veo.

Y mi relación con mi madrastra no ayuda.

Mamá no se volvió a casar, dice que no ha encontrado al indicado y la verdad lo prefiero así y no es que sea egoísta pero tengo miedo que pase lo mismo que con papá.

Que se aleje de mí.

Coloco el marco en su lugar y salgo de la habitación. Al bajar las escaleras me encuentro a mamá al pie de estas.

Mamá es delgada, alta y rubia al igual que yo. Tiene los ojos azules, aunque un poco chicos pero lo que más me gusta de ella es su sonrisa, pues cuando sonríe se le hacen unos hoyuelos que la hacen ver adorable aunque ella lo niegue.

Creo que lo único que heredé de mi mamá fue su color de cabello y ojos, en lo demás me parezco a papá.

— Tienes visita — dice acomodándose el cabello tras la oreja.

Solo una persona viene a esta hora y sin avisar.

— ¡Sofia! — exclama una entusiasta Sara apareciendo tras mi mamá.

Sara es mi mejor amiga desde los doce años, la considero parte de mi familia y es sin duda una de las personas en las que más confío sobre la tierra. Es de estatura normal al igual que yo, ni tan baja ni tan alta, castaña, ojos café y con una personalidad increíble que hace imposible no quererla.

— ¿Que haces aquí? — cuestiono a lo que ella rueda los ojos.

—Oh... Sofia, también es un gusto verte — responde con sarcasmo. Sonrío.

—¿Sara, te quedas a cenar cariño? — pregunta mamá ignorando nuestro típico saludo.

—Claro. Pero antes necesito hablar con Sofia un momento ¿Sí? — pregunta casi suplicante

—De acuerdo, pero que sea rápido — sentencia entrecerrando los ojos.

Cuando Sara viene así de sorpresa es que realmente es importante. Aunque a veces tiende a exagerar un poco. Pasamos junto a mamá y subimos las escaleras, al entrar a mi habitación Sara cierra la puerta para poner sus ojos en mí.