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Capítulo dedicado a yennes06

—El viernes habrá una fiesta en casa de Louis —dice Nat mirándonos a Alice y a mí. Louis es un chico que va a nuestra clase, es buena persona, pero muy mujeriego para mi gusto.

—Tengo que estudiar Literatura —me encojo de hombros y le doy un mordisco a mi sándwich.

—Y yo, querida—me fulmina —Pero despejarse un rato no le hará daño a nadie.

Ruedo los ojos.

—Está bien —digo, y aplaude emocionada.

—¡Sí! —sonríe —¿Y tú, Alice?

Agacha la cabeza mientras mira sus manos.

—Nunca me habían invitado a una fiesta —dice, y Nat y yo abrimos los ojos de par en par.

—¿Nunca? —fruncimos el ceño.

Niega, y mi mejor amiga y yo nos miramos cómplices.

—Será la mejor noche de tu vida —decimos al unísono, Alice es una buenísima persona y merece pasárselo genial.

—Pero... —se sonroja —No tengo nada bonito que ponerme.

Enarcamos una ceja.

—¿Desde cuándo eso es un problema? —digo—¡Por supuesto que te dejaremos algo!

Nat asiente.

—Y yo te arreglaré, señorita.

—Gracias —sonríe tímida.

Suena el timbre y nos encaminamos a clase.

***

Después de estudiar tres horas en casa de Nat para el examen de Literatura del lunes, me despido de ella y salgo a la calle. Hace un poco de frío y hay muy poca gente por aquí.

Estoy de camino a casa mirando mis zapatillas cuando oigo un quejido. ¿Qué demonios?
Levanto la cabeza frunciendo el ceño y me paro en seco.

Hay tres chicos peleándose en un callejón.

Decido caminar para ver qué ocurre, sintiendo nervios por todo mi cuerpo. Retrocedo y pienso por un momento. ¿Y si me hacen algo?

Bah, estoy demasiado intrigada.

Me acerco lentamente y me quedo estática cuando reconozco a uno de ellos. Es Iván. Está golpeando a dos chicos, y puedo ver a un niño acorralado en la pared llorando.

—¿Iván? —la palabra sale de mi boca antes de que me de cuenta. Se gira confuso hacia mí y frunce el ceño cuando nota mi presencia.

—Vete de aquí —gruñe, y sigue golpeando al otro muchacho.

—No me voy a ir —digo acercándome a él —¡Como sigas pegándole de esa manera lo vas a matar!

El otro chico está en el suelo con el rostro lleno de sangre. Dios mío.

—Eso es lo que quiero —espeta con odio, lo cojo del brazo y lo arrastro para atrás, pero es inútil.

—¡Que lo sueltes te digo, animal! —grito, y aprieta su mandíbula. Le da un último puñetazo en la barriga y lo deja en el suelo para luego acercarse a mí.

Vale, creo que moriré esta noche.

—¿Qué coño haces aquí? ¿Acaso no ves que es peligroso? —me fijo en su rostro y veo que tiene el labio partido.

—¿Por qué demonios los estabas golpeando? —pregunto de vuelta.

—Se lo merecen —dice simplemente.

—¿Y el niño? —cuestiono confusa.

—No te importa —murmura, y se acerca a él para decirle una cosa en el oído, el niño asiente y cuando se va, Iván vuelve a acercarse a mí.

—Será mejor que te largues —espeta, y juro que siento ganas de golpearlo yo ahora.

—No me da la gana —escupo, y por su rostro veo que se le está agotando la paciencia. —Necesitas curarte eso —le señalo el labio.

—No es nada —dice apartando la mirada, y me cruzo de brazos.

—Sí lo es —grito —Y vendrás a mi casa a que te cure, ¿me oyes?

Dios mío, no sé qué demonios estoy haciendo, pero no puede ir por ahí con el rostro de esa manera.

Se queda en silencio, mirándome fijamente y frunciendo el ceño, como si aún no lo pudiera creer.

—Como sea —se encoge de hombros y camina hacia mi casa. Ruedo los ojos por su actitud y lo sigo mientras asimilo lo que acabo de decir minutos antes. ¿Por qué demonios lo estoy ayudando?

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Muchas gracias por leer.

Tú, mi problema © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora