36

117K 5.7K 835
                                    

Estoy saliendo de la ducha cuando mi móvil vibra, mostrando una llamada entrante de Nat. Descuelgo y me lo coloco en la oreja mientras me pongo el pijama.

—¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! —grita a través de la línea, y sonrío.

—Por lo que veo, el plan funcionó.  ¿Qué pasó?

—¡Oh my God, todavía no puedo creerlo! En medio de la discusión, ¡Alex se me declaró, y me pidió que fuera su novia! ¿Entiendes? ¡Su novia!

—No sabes cuánto me alegro por ti, amiga —río —Espero que Alex no la cague de nuevo.

—Gracias, Pau. Estoy tan feliz... —dice un poco más relajada —¿Y tú qué tal con Iván? No creas que se me olvidó que fuisteis a tu habitación SOLOS —enfatiza la última palabra, y ruedo los ojos.

—Sí, pero no pasó nada de lo que piensas, pervertida. Estuvimos hablando, y bueno, nos besamos un poco. Después decidimos dejaros solos y fuimos a cenar —digo intentando mantener el equilibrio para poder subirme el pantalón.

—¡Ay, qué bien! —exclama —Oye, lo de traidores no lo decía en serio, eh.

—Lo sé —ruedo los ojos —No te preocupes, tonta.

—Uf, menos mal —suspira —Bueno, te dejo, que empieza mi serie favorita. Mañana hablamos, te quiero.

—Okay, te quieroooo —sonrío y cuelgo la llamada.

***

Nat y yo nos sentamos junto a Alex e Iván en la mesa de la cafetería. Mi amiga le da un pequeño beso en los labios a mi hermano y yo simplemente le sonrío a Iván. Tengo ganas de besarlo, pero prefiero no tener problemas en el Instituto.

—Así que, ya es oficial —dice Iván arqueando una ceja divertido. Ellos ríen nerviosos y asienten.

—Nunca pensé que iba a decir esto, pero gracias por encerrarnos —dice Alex mirándonos a Iván y a mí. Todos estallamos a carcajadas.

Pero la sonrisa se nos borra de la cara cuando vemos a Samanta acercándose con sus amigas a nuestra mesa. Me da una mirada siniestra y se acerca aún más a Iván, quien está frunciendo el ceño.

—Gracias por lo de anoche, bebé —le susurra al oído —Estuviste increíble.

Me levanto bruscamente de la mesa con las manos en puños y cojo la ensalada de Nat para resfregársela por su hermoso rostro.

Todo el mundo se queda en silencio, observando la escena boquiabiertos.

—Vuelve a decir algo como eso y no solo te ensuciaré el rostro, idiota —escupo harta de sus aires de superioridad y sus insinuaciones hacia Iván —¿Dónde quedó tu dignidad? —río —Ah cierto, que no tienes.

Me mira furiosa y me da una fuerte bofetada que suena en toda la cafetería. Con que esas tenemos, ¿eh?
Tiro de su cabello y ella hace lo mismo con el mío.

—¡PELEA DE GATAS! —se escuchan gritos de algunos alumnos.

Voy a empujarla al suelo cuando unos brazos rodean mi cintura, haciéndome retroceder. Intento soltarme pero es imposible, y no tardo en reconocer que es Iván. Diviso a Alex deteniendo a Samanta y Nat peleando con las amigas de esta.

Los demás alumnos graban con sus móviles y siguen alentando la pelea. Iván se acerca a ellas rápidamente y logra separarlas.

Me quedo rígida en cuanto veo al director caminar en nuestra dirección. Oh, Dios mío, ¿qué demonios hice?

—Ustedes cuatro —dice serio señalándonos a Iván, Nat, Alex y a mí
—Síganme —ordena autoritario.

—¿Y ella? —me atrevo a preguntar señalando a Samanta, pero el director no se inmuta.

—Que me sigan, he dicho —aprieto los labios y los cuatro lo seguimos en silencio.

Todo esto es mi culpa.

Llegamos a su despacho y este se sienta frente a nosotros cruzándose de brazos. Agacho la cabeza, y siento la mano de Nat agarrar la mía por debajo de la mesa.

—¿Me pueden explicar qué acaba de suceder? —pregunta mirándonos a los cuatro. Me remuevo incómoda en la silla y, finalmente, hablo.

—Fue mi culpa, señor director —digo, y entrecierra sus ojos hacia mí. Demonios, este hombre sí que intimida —Pero yo no soy así, no soy una persona violenta. Samanta me sacó de mis casillas, y no fue la primera vez que lo hace.

Asiente, y mira a los demás.

—¿Y ustedes?

—Solo intentamos separarlas —dice Iván, y mi hermano asiente. El director alza las cejas, y se dirige a Nat.

—Cuando llegué, usted estaba peleándose con las amigas de Samanta.

—Lo siento señor director, pero no lo pude evitar. Son unas víbo...

—¿Nos va a castigar? —le pregunto interrumpiendo a Nat para que no diga alguna grosería, aunque se lo merecen.

—Sí.

—¿Y... cuál será el castigo? —inquiero nerviosa. Pone una mano sobre su barbilla y nos mira fijamente.

—Limpiarán la cafetería después de clase.

______________________________________

Ya se acerca el final 😭

Muchas gracias a los que votan ♡

Tú, mi problema © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora