--¡Vamos, lo pasaremos bien!-insiste Nat, zarandeándome.
-¿Lo dirás por ti, no?-digo enarcando una ceja-Además, tengo que estudiar Historia.
Me mira incrédula.
-Hasta dentro de dos semanas no es el examen-se cruza de brazos-No tienes excusa, Pau.
Suspiro, rendida.
-Está bien-levanto un dedo, señalándola-pero con una condición.
-¿Qué clase de condición?-pregunta con el ceño fruncido.
-El sábado y domingo veremos películas en mi casa y tú comprarás las palomitas.
Sonríe y me abraza fuerte.
-Eso está hecho.
***
El timbre suena por toda la casa, haciendo que gruña y me agarre más a las sábanas. Cuando me quiero dar cuenta, me levanto de la cama y bajo las escaleras como alma que lleva el diablo. Me he quedado dormida casi toda la tarde.
Abro la puerta, encontrándome con Nat, quien me mira enfadada y cruzada de brazos.
-Llevo como una hora llamándote- me recrimina, entrando a la casa. Cierro la puerta y me giro hacia ella.
-Me quedé dormida.
-No hace falta que lo jures. ¿Te has visto?-dice haciendo una mueca.
Frunzo el ceño y me miro en el espejo de la entrada. Me asusto con lo que veo. Parezco un auténtico león.
-Sí, querida, estás horrible-dice agarrándome de la muñeca-ven, vamos a tu habitación para arreglarnos.
Coge varias prendas del armario y las pone encima de mi cama. Nat se decide por un vestido rojo ajustado y yo opto por uno negro. Me sienta en la silla del escritorio y empieza a peinarme y maquillarme. Cuando termina, se arregla ella y yo me miro en el espejo.
Wow, sí que hace milagros esta chica.
Una vez que hemos acabado, salimos a esperar a Hugo. Él vendrá con nosotras a la fiesta.
Observamos el coche frente a nosotras y nos subimos rápidamente. Nat en el asiento de copiloto y yo detrás.
🌙🌙🌙
Me gustaría decir que lo estoy pasando bien, pero no. Estoy más aburrida que una ostra.
Nat se perdió con Hugo hace un buen rato. ¿Para qué demonios quería que viniera? Juro que no la entiendo.
Estoy sentada en la barra, mirando mi móvil de vez en cuando para disimular lo sola que estoy. Miro a mi alrededor, y me fijo que al fondo Iván y Samanta están sentados en uno de los sofás. Ambos están hablando, pero también parecen aburridos. Mi mirada se encuentra con la suya y la aparto rápidamente.
Finalmente decido irme a tomar aire fresco fuera. Aquí huele demasiado a alcohol y sudor.
Una vez fuera, me siento en un banco a lo lejos y miro mi móvil. No tengo ninguna notificación.
-¿Qué haces aquí?-una voz ronca me sobresalta, y por poco no me da un paro cardíaco.
Es Iván.
Carraspeo, apartando la mirada de él. Cada vez que lo tengo cerca me pone muy nerviosa.
-Estaba aburrida, y quería tomar aire fresco-digo encogiéndome de hombros-¿Y tú?
-Supongo que también-responde seco, sentándose en el banco. Frunzo el ceño. ¿Piensa quedarse aquí?
-Umm...-digo llamando su atención. Me mira y aunque está bastante oscuro, sus ojos brillan con intensidad. Son tan bonitos. ¿Pero qué estoy diciendo?-¿Vas a quedarte aquí?-pregunto confusa.
Asiente.
Miro mis manos, nerviosa. Nunca habíamos estado así, solos y sin discutir. De repente, recuerdo algo.
-¿Cuál es mi venganza?-pregunto con voz temblorosa, mientras muevo mi pierna de un lado a otro.
Pasan varios segundos, y cuando creo que no me va a contestar, responde:
-¿De verdad quieres saberlo? -cuestiona, acercándose un poco más. Siento que me voy a desmayar. De un momento a otro quedamos a escasos centímetros.
De repente suena mi móvil, sobresaltándonos. ¿Qué demonios estaba a punto de suceder? Me pongo de pie y descuelgo sin mirar el número. Me giro hacia Iván y me decepciono un poco al ver que se ha ido.
-¿Sí?
-Pau, te n-necesito, ven -solloza Nat.
ESTÁS LEYENDO
Tú, mi problema © #1
أدب المراهقين-¿Cuál es tu maldito problema? -espeto enfadada. -Tú, tú eres mi maldito problema.-dice furioso. No se admiten copias o adaptaciones de esta obra. Gracias.