Sigo gritando todo lo que mis cuerdas vocales me lo permiten hasta que veo una figura corriendo en mi dirección. Suelto un suspiro de alivio al ver que se trata de Iván.
—¡¿Qué pasa?! —cuestiona agotado mientras pone las manos sobre sus rodillas intentando recuperar la respiración.
—Es...es Nat —balbuceo nerviosa, y después veo a mi hermano aparecer tras él, igual de sofocado de tanto correr.
—Joder —gruñe acercándose hasta nosotros —¿Qué pasa?
—Creo que... que Nat se ha torcido el tobillo —consigo decir, y ellos abren los ojos de par en par.
—Vamos —empiezan a correr a toda velocidad mientras yo les guío como puedo, pues el bosque es inmenso. Cuando llegamos, Nat sigue en la misma posición que antes, y está sollozando. Alex la carga rápidamente entre sus brazos y empieza a correr de nuevo, con Iván y yo siguiéndolos.
Divisamos a algunos compañeros por el camino haciendo el trabajo y no perdemos tiempo en preguntar.
—¿Alguien sabe dónde está la profesora? —le pregunto a Louis y a los demás —Es urgente.
Ellos alzan las cejas cuando ven a Nat en los brazos de Alex y asienten rápidamente.
—Sí —afirma Louis —Está al lado del lago.
—Gracias —dicho esto, nos encaminamos hacia allí.
—¡Profesora! —grito en cuanto la vemos sentada en una roca al lado del lago, y levanta la cabeza para después mirarnos con horror cuando observa a Nat.
—Oh Dios, ¿qué ha pasado? —se acerca hasta nosotros y revisa a mi mejor amiga, quien sigue quejándose. Le cuento todo con lujo de detalles mientras Alex e Iván también prestan atención y cuando termino, ella niega con la cabeza, nerviosa.
Coge su teléfono rápidamente y marca un número, esperando impaciente a que conteste. Cuando termina de explicarle lo ocurrido, cuelga y nos dice que no nos movamos de aquí, ya que irá a por el resto del grupo.
—Escuchadme todos, Natalie ha sufrido un accidente —dice cuando vuelve con los alumnos detrás de ella—La ambulancia estará aquí en unos minutos, y necesitaré que algunas personas vayan con ella, porque yo tendré que estar pendiente de los demás en el autobús —no dudo en levantar la mano, al igual que Alex e Iván, y ella asiente —Está bien, vosotros iréis con ella. Por favor, tened cuidado, no quiero que ocurra otra tragedia —nos mira fijamente y después todos los alumnos empezamos a recoger nuestras cosas para marcharnos.
Y como dijo la profesora, la ambulancia llega unos minutos después. Colocan a Nat sobre la camilla y la suben rápidamente dentro de la ambulancia. Nos subimos con ella y los enfermeros cierran la puerta, no sin antes escuchar las advertencias de la profesora.
—Gracias a todos por acompañarme—murmura Nat, aún adolorida.
Le agarro la mano y sonrío.
—Para eso estamos —susurro, y Alex e Ivan asienten.
***
Maldigo en voz alta cuando suena el contestador de nuevo, y me siento junto a Nat en la camilla del hospital. Alex e Iván se encuentran en la sala de espera.
—No te molestes más, Pau. Estan muy ocupados —Nat ríe sin humor y yo tengo que retener mis ganas de buscar a sus padres y echarle en cara la poca atención que le tienen a su única hija.
Gracias al cielo que no fue nada grave, solo tiene un esguince de primer grado en el tobillo y tendrá que estar con muletas durante unas semanas, pero, ¿y si llega a ser algo peor?
Seguramente tampoco les importaría en lo más mínimo.
—Es increíble —murmuro negando con la cabeza —Llamaré a mi madre para que venga a por nosotros y te quedarás en mi casa, ¿está bien? —asiente, y cojo mi móvil para llamar a mi madre.
—Nat, cariño, ¿qué te dijo el doctor? —mamá entra apresurada en la habitación y le da un fuerte abrazo, que mi amiga corresponde en seguida.
—No fue nada grave, solo un esguince
—ríe, y mamá suspira.—Menos mal —se acerca hasta a mí y me da otro abrazo —Cuánto te extrañé, hija.
Río.
—Ni que me hubiera ido por tres meses, mamá —ella rueda los ojos y después ayudamos a Nat a levantarla de la cama. Se ayuda de las muletas y salimos de la habitación, encontrándonos con Alex e Iván.
—Vámonos —mamá les hace un ademán y salimos al estacionamiento del hospital.
***
Mi hermano coge a Nat entre sus brazos y sube las escaleras para llevarla a la habitación, ya que ella es incapaz de subirlas. Mamá está limpiando la cocina y yo en el sofá.
Con Iván.
Al final mamá quiso que se quedara a cenar en casa, pero no hemos vuelto a tener una conversación. Supongo que ninguno sabía qué decir.
—Me alegro que no haya sido nada grave lo de Nat —dice sacándome de mis pensamientos —Me cae bien.
Me giro hacia él y lo miro frunciendo el ceño, sintiéndome decepcionada en cuestión de segundos.
¿Y si le gusta Nat?
—Sí —contesto cortante, y sigo viendo la televisión —Ella es buena amiga.
Noto que me mira de reojo y se cruza de brazos.
—¿Se puede saber qué te pasa? —pregunta confuso.
—Nada —respondo encogiéndome de hombros y cambiando los canales.
—No hace falta que me mientas —dice, y lo encaro girándome de nuevo hacia él —Pero bueno, si no me quieres contar, está bien —se encoge de hombros —No me importa.
Esa fue la gota que derramó el vaso.
—Claro, no te importa —río sin humor levantándome del sofá —Pero Nat sí que te importa, ¿no?
Él me imita y se acerca a mí.
—¿Estás celosa de Nat y tú te haces llamar su mejor amiga?
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Muchas gracias a los que votan :)
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Tú, mi problema © #1
Teen Fiction-¿Cuál es tu maldito problema? -espeto enfadada. -Tú, tú eres mi maldito problema.-dice furioso. No se admiten copias o adaptaciones de esta obra. Gracias.