Cap. 10- Mentores y aprendices

4.2K 414 144
                                    

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

Palacio de Theed (Capital de Naboo), dos meses más tarde.

Palacio de Theed (Capital de Naboo), dos meses más tarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Los ojos de Seda barrían a toda velocidad cada línea del último informe en contra del Acta de Creación Militar que la senadora Amidala había redactado. Cuando llegó al final, apagó la pantalla táctil y alzó la mirada hacia su mentora, que en pie al otro lado del escritorio del despacho, aguardaba por su opinión.

―¿Qué te parece? ―preguntó Padmé, al tiempo que se recolocaba el cuello del uniforme de la guardia real de Naboo, semejante al que también vestía Seda en ese momento.

―Creo que cualquier senador que lea esto votará en contra del Acta ―respondió la más joven de las dos, absolutamente convencida―. Si Bail Organa consigue que llegue a los indecisos, no dudo en que se podrán de vuestro lado.

Padmé sonrió.

―Has aprendido mucho. Estoy segura de que podrías sustituirme en el Senado y nadie se daría cuenta.

―Sí, seguro ―ironizó Seda―. Cómo se nota que eres política. ―Rodó los ojos, justo antes de soltar una carcajada a la que Padmé no tardó en unirse.

Hacía mucho que Seda había renunciado a su recelo inicial. La senadora y sus doncellas la habían tratado como a una hermana menor desde el primer día. Padmé no solo le había enseñado todo lo que sabía sobre política, diplomacia y administración, sino que también se preocupaba por ella y por su felicidad. Todos los días le dedicaba un rato a su pupila para compartir su experiencia, hablarle sobre misiones diplomáticas o sobre los entresijos que a diario tenían lugar en el Senado; pero además, también le contaba las historias sobre su pasado, su educación en el Programa Legislativo, o el conflicto que había vivido poco después de ser elegida reina, durante el cual había conocido a Anakin y Obi-Wan, ya diez años atrás.

Seda, por su parte, se había abierto a Padmé como tan solo lo había hecho con Ayaka antes de que esta falleciese. Con mucho cariño y paciencia, la senadora había conseguido que la joven se sintiese capaz de confesarle los episodios más duros de su pasado, forjando así una sólida amistad.

El legado de la Orden Jedi » Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora