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La nave todavía estaba saliendo del sistema Takodana, cuando Obi-Wan le pidió a Seda que lo acompañara hasta la cabina anexa para poder conversar con tranquilidad.
―¿Es por lo de la fuerza? ―Ella tomó la palabra nada más sentarse en frente al hombre. Nunca se le había dado bien aguardar a que los demás llevasen la iniciativa.
―Veo que no te gustan los rodeos. ―Obi-Wan sonrió―. Sí, y no. Tengo que hablarte de lo que sucederá cuando lleguemos a Coruscant.
―Maestro Kenobi, yo...
―Llámame Obi-Wan, por favor ―pidió él, afablemente.
Seda le devolvió una sonrisa tímida. Estaba nerviosa, al fin y al cabo, era consciente de que toda su vida estaba a punto de cambiar. Pero la mirada de ese hombre le transmitía esperanza y tranquilidad. Ella no era de la clase de personas que confian en los demás con facilidad, mucho menos en los hombres... Desde luego, ese jedi no iba a ser la excepción. Aunque sí era cierto que, de algún modo, se sentía cómoda con él.
―Obi-Wan ―continuó ella―, yo no pretendía ocultarlo, ni engañaros.
―Lo sé, no te preocupes. ―La calmó―. No te voy a mentir, todavía eres muy joven, pero ya hace mucho que sobrepasaste la edad estipulada para iniciar el entrenamiento jedi. Anakin solo tenía nueve años cuando lo encontramos, y estuvo a punto de quedarse fuera ―explicó.
Seda bajó la mirada. Todo le parecía irreal, ni siquiera se había planteado la posibilidad de recibir entrenamiento jedi. Apenas había empezado a asimilar que al fin era libre.
―¿Qué significa eso? ―preguntó.
―Has pasado el control de midiclorianos, así que te harán las pruebas, como dicta el protocolo, pero no sé qué pasará después en relación a eso. ―Obi-Wan suspiró. Nunca antes se había topado con un caso como el de Seda. La chica tenía un gran potencial en la fuerza, pero escaso control; por otro lado, sabía luchar, y muy bien, incluso la había visto manejarse hábilmente con el sable láser de Anakin.
Estaba claro que el adiestramiento que había recibido como agente de Eclipse Blanco no distaba mucho del entrenamiento en combate de los jedi. Tal vez Seda fuese mayor para empezar de cero en la Orden, pero si se diese el caso, estaba en la edad ideal para entrar como padawan* y, sin duda, contaba con muchas de las habilidades necesarias para dicho nivel. Kenobi había sido testigo de cómo la joven comandaba a sus compañeras en Dantooine, tenía dotes de liderazgo y estaba dispuesta a luchar y sacrificarse por los demás desinteresadamente.
Sin embargo, Seda había sufrido demasiado. En medio de toda la actitud explosiva y el optimismo jovial de la chica, Obi-Wan también podía percibir el dolor y el rencor. Una parte de Seda estaba rota y, por desgracia, hasta que no fuese capaz de superar esos arraigados traumas, seguiría caminando peligrosamente cerca de la línea que divide luz de oscuridad. Tal vez lo más lógico pareciera no involucrarla con la Orden, pero, del mismo modo, también podía ser peligroso permitir que alguien con tanto potencial en la fuerza vagase sin control.
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El legado de la Orden Jedi » Star Wars
FanficSeda Aybara ha sido esclava desde que tiene memoria. Toda su existencia se ha reducido a servir en el cuerpo de élite de uno de los sindicatos criminales más poderosos de la galaxia, Eclipse Blanco. Cuando Obi-Wan y su padawan, Anakin Skywalker, lle...