▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
―¡Pero qué pasa con vosotros! ―Seda se llevó las manos a las caderas―. Lo teníamos todo bajo control. Ahora sabrán que los hemos engañado.
Los jedi intercambiaron una mirada de desconcierto. Desde luego, no era así como esperaban reencontrarse con la chica.
―También nos alegramos de volver a verte. ―Obi-Wan enarcó una ceja a la par que enfundaba su espada.
El tiempo transcurrido desde que se habían despedido le pareció en ese momento más real que nunca. Siete meses podían no ser nada para un hombre de su edad, pero para una joven como ella, sí marcaban la diferencia. Seda estaba más alta que la última vez; en su rostro ya casi no se adivinaban rasgos infantiles, y su mirada era más enérgica y resuelta. Ya no parecía una niña.
A su lado, Anakin frunció el ceño en una expresión de confusión. Luego sacudió la cabeza y se encogió de hombros.
―La armadura te sienta bien ―reconoció, sonriendo―, ¿pero por qué estás vestida de mandaloriana? ¿Y quién es ese? ―señaló al cazarecompensas que la acompañaba.
Ella le hizo un gesto al chico para que se acercara, y este obedeció, quitándose el casco, igual que había hecho ella segundos antes.
―Anakin, Obi-Wan. Os presento a Taron Blue. ―Seda señaló al muchacho. Era joven, unos dos o tres años mayor que Anakin, de complexión fuerte y casi tan alto como el jedi. Ninguno tuvo problemas para identificarlo como el hermano menor de Vespe; el parecido era innegable, ambos compartían el cabello platinado, la piel pálida, los ojos azules y los rasgos aristocráticos perfectamente cincelados. Sin embargo, mientras que Vespe era todo optimismo y entusiasmo, Taron parecía más bien de esa clase de personas que no sonreían ni bajo amenaza de muerte―. Ellos son los jedi de los que te hablé ―añadió la chica.
El joven inclinó la cabeza cortésmente. Luego volvió a centrarse en Seda.
―Deberíamos ir a por el general Koon y salir de aquí, Alteza.
Ella asintió. Antes de que pudiera añadir más, Obi-Wan le posó una mano en el hombro.
―¿Podéis explicarnos qué está pasando aquí?
Contra todo pronóstico, Seda sonrió. Su expresión se relajó y por fin se permitió alegrarse por la aparición de los jedi.
―Perdonad que os haya hablado así, la tensión del momento. ―Agitó una mano disculpándose y los abrazó a los dos fugazmente. Los había echado de menos, más de lo que le gustaría reconocer, verlos de nuevo en persona era como recuperar una parte de sí misma.
Consultó el temporizador de su armadura y alzó de nuevo el rostro; todavía tenían unos minutos de margen, tiempo de sobra para ponerlos al tanto de la situación.
ESTÁS LEYENDO
El legado de la Orden Jedi » Star Wars
FanfictionSeda Aybara ha sido esclava desde que tiene memoria. Toda su existencia se ha reducido a servir en el cuerpo de élite de uno de los sindicatos criminales más poderosos de la galaxia, Eclipse Blanco. Cuando Obi-Wan y su padawan, Anakin Skywalker, lle...