Emma
Tuvimos suerte de que nos dejasen comparar los billetes 30 minutos antes de que el avión despegara. No se si fue mi insistencia o las lágrimas de desesperación de Regina lo que hicieron entrar en razón a la chica del mostrador, pero finalmente, accedió y nos los vendió.
Las ocho horas de viaje parecieron dieciséis. El tiempo no pasaba y que Regina y yo no intercambiásemos ni una palabra durante todo el trayecto no puso las cosa más fáciles. Ambas estábamos tensas, preocupadas por lo que pudiera estar pasando en Storybrooke. Había momentos en los que ella me agarraba la mano, pero en silencio. Yo la reconfortaba acariciando su mejilla, secando alguna lágrima que, de vez en cuando, no podía evitar reprimir.
Habría dado lo que fuera por poder usar mi magia, por mover la muñeca y hacernos aparecer en la ciudad, o por hacer que este trasto volase aún más rápido. El tiempo corría en nuestra contra. Ambas sabíamos que, quien quiera que fuese que había atacado la ciudad, aprovecharía cada segundo de nuestra ausencia para destruirla y hacerle daño a la gente que queremos. O algo peor.
"Que no sea demasiado tarde, por favor. Que todos estén bien." - Suplicaba una y otra vez en silencio.
Después de esas ocho desesperantes horas, por fin llegamos a Maine. Salimos corriendo del aeropuerto hacia mi coche, el cual había dejado dos días atrás aparcado justo delante de la puerta. Dos días. No era ni la mitad de tiempo que tenía pensado pasar con Regina en París,. Habían sido dos días muy intensos, dos días que me habían ayudado a pensar y a aclarar un poco mi cabeza, pero, con esta situación encima y sin saber qué nos íbamos a encontrar al llegar a Storybrooke, no era el momento de tomar decisiones.
Subimos al coche y, casi sin darle tiempo a Regina a cerrar la puerta, ya había arrancado.
-Conduce lo más rápido que puedas, Emma. Por favor.
Y eso hice, pisé el acelerador. Tardamos media hora en llegar. Media hora en la que pude escuchar la respiración de Regina intensificarse por los nervios. Media hora en la que mi cabeza no hacia mas que imaginarse escenas horribles de lo que podría estar pasando o de lo que podría ya haber pasado ya y que nosotras no habíamos podido evitar. Que yo, La Salvadora, no he podido evitar.
Por fin, llegamos al punto donde empezaba la ciudad. En cuanto mi escarabajo cruzó la línea que separaba Storybrooke del resto del mundo, Regina nos envolvió en una nube morada y aparecimos en el centro de la ciudad.
Bajamos del coche y ambas miramos a nuestro alrededor. Solo para que justo después nuestras miradas, horrorizadas, se encontrasen. Regina se acercó a mí, se había llevado la mano a la boca, como si tratase así de evitar soltar un grito.
Aquello no tenía nada que ver con la ciudad que habíamos dejado. Los cristales de las tiendas estaban rotos. Las puertas de las casas estaban abiertas de par en par y no se veía ninguna luz a través de las ventanas. Una capa de niebla no permitía ver más allá de unos metros, por lo que tuvimos que empezar a caminar.
Las luces de las farolas estaban todas apagadas y las calles completamente desiertas, parecía una ciudad fantasma. Seguimos avanzando, alerta, pendientes de cualquier movimiento que pudiera producirse, pero no pasó nada.
Por fin, enfrente de Granny's vimos que había alguien, pero la escena que nos encontramos hizo que ambas nos detuviéramos de golpe.
La abuelita estaba sentada en un rincón con la mirada perdida, en estado de shock. Un poco más adelante estaba Ruby, bajo su capa roja y con las manos atadas. Alguien la había amordazado para impedir que pudiera quitarse la capa y convertirse en lobo.
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But maybe I need you.
FanfictionEmma va a casarse con Hook. Regina parece haber encontrado en Robin a su alma gemela. Ambas parecen felices, pero ¿lo son realmente? Ellas tienen una amistad muy fuerte, comparten secretos y se han salvado la vida más de una vez...