Capítulo 21 - Loneliness.

581 63 33
                                    


Regina.

Sentí cómo algo se rompía dentro de mí a medida que nos alejábamos del Inframundo. Estaba dejando atrás a parte de mi familia y había perdido a Emma. ¿Cómo iba a enfrentarme a la situación en la que la ciudad estaba inmersa ahora? ¿Cómo iba a decirle a Snow que además de a David también había perdido a su hija? ¿Que se supone que debemos hacer ahora que hemos perdido a nuestra Salvadora? La Salvadora, quien había llegado para otorgar a todo el mundo su final feliz. Esto distaba mucho de ser feliz, pero quizás sí que era el final. O al menos así lo sentí, porque lo que pasase a partir de ahora ya no me importaba.

Durante todo el trayecto estuve tratando de asumir lo que había pasado, mi cabeza daba vueltas una y otra vez a lo mismo. Emma había muerto, pero aunque mi cabeza seguía allí, en aquel lugar, no pude apartar la vista de Henry ni un solo segundo, rezando en silencio para que no fuera demasiado tarde.

En cuanto llegamos a la ciudad, la figura encapuchada me hizo una reverencia y yo bajé de la barca cargando a Henry sobre mis hombros. Pesaba, pero no me importaba. Deposité su cuerpo sobre el suelo y me estremecí al ver que aún no había hecho ni un solo movimiento.

-Henry...- Pasé mi mano por su cara. - Henry cariño, despierta. Estamos en casa. Estamos a salvo.

No hubo respuesta. Cogí aire. Esto no me podía estar pasando. Cerré los ojos y agaché la cabeza sobre su pecho. Su corazón latía, pero débilmente.

-Tienes que despertar, por favor. Te vas a poner bien. Eres fuerte, Henry. Por favor. - Seguía sin obtener respuesta. Pude sentir como se formaba un nudo en mi garganta, oprimiendo mi cuello, casi asfixiándome. - Te lo suplico. No puedo perderte a ti también...No sé qué haría...

Me abracé a él y no pude retener las lágrimas. Si antes había sentido que algo se rompía dentro de mí, ahora noté un vacío inmenso. Todo cuanto quería me había sido arrebatado de las manos. Supe que ni arrancándome el corazón podría dejar de sufrir.

No sé cuánto tiempo permanecí en esa postura, abrazada al cuerpo de mi hijo, simplemente cerré los ojos y perdí la noción de lo que pudiera estar pasando a mi alrededor. Mis lágrimas cayeron sobre él, empapando el cuello de su camisa. En ese momento sentí algo que me hizo salir de aquel trance en el que yo misma me había sumido.

Me incorporé y vi que, alrededor de mi hijo, se estaba formando un aura de luz dorada. Nunca había visto algo similar, no en estos casos y no de esta manera. Noté como los dedos de su mano derecha comenzaban a moverse lentamente.

-¿Henry? - Me incorporé rápidamente, poniéndome de rodillas sobre el suelo.

Abrió los ojos. Parpadeó un par de veces, tratando de volver en sí y entender lo que ocurría. Después de ver el aura que adornaba ahora su cuerpo miró hacia mí, confuso.

-¡Mamá! ¿Qué está...?

-El hechizo de Hades...Creo que se ha roto.

Puse mi mano sobre su pecho. Su corazón volvía a latir a un ritmo normal. Le volví a abrazar. El aura dorada nos atrapó a los dos y, segundos después, desapareció.

-Oh, Henry. Creí que te había perdido y...-Me interrumpió.

-¿Estamos en Storybrooke? ¿Y Zelena? ¿Usó lo que le di? ¿Dónde está Emma? Mamá, dime que todos están bien.

Sus preguntas saturaron mi cabeza y me di cuenta de que tendría que explicar esto demasiadas veces, más de las que posiblemente podría soportar, pero me resigné. Era mi hijo y Emma era su madre. Debía saber lo ocurrido. Agarré su mano y agaché la cabeza.

But maybe I need you.Where stories live. Discover now