Capítulo 19 - Tic, tac.

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Regina.

Bajé de la barca agarrada al brazo de Emma. Robin iba delante, con el arco cargado con una flecha, apuntando por si era necesario actuar rápido. Empezamos a atravesar un bosque que me resultaba muy familiar, hasta llegar a una ciudad. Nuestra ciudad. Aquello era igual que Storybrooke.

Que ironía que el Inframundo fuese una réplica de la ciudad que yo cree con la maldición oscura. Era irónico, pero tenía sentido. Aquella ciudad había sido un infierno para todo el mundo durante 28 años.

Aunque eran iguales, había algo que las diferenciaba. En este Storybrooke, el cielo estaba teñido de rojo y la torre del reloj estaba derrumbada, lo cual nos hizo saber que allí el tiempo no pasaba. Si alguien habitaba este lugar, estaría atrapado toda la eternidad. Ese pensamiento hizo que un escalofrío recorriera mi espalda.

Seguimos avanzando y entre los callejones podíamos ver sombras moverse. No nos acercamos a comprobar quién podía ser, nuestro objetivo era Cruella.

-¿A dónde se supone que debemos dirigirnos? - Dijo Emma.

-Pensemos como Cruella. ¿A dónde irías si fueseis ella? - Añadió Robin, que se negaba a bajar el arco.

-A la peluquería. - Respondí. - No sé cómo tiene el valor de pasearse por ahí con ese pelo.

A ninguno de los dos les hicieron gracia mis palabras. Sabía que no era el momento para bromas, pero era la única forma que tenía de no perder los nervios y acabar lanzando bolas de fuego a diestro y siniestro.

-Creo que sé dónde puede estar. - Emma empezó a acelerar el paso.

-Mi mansión. - Acerté a decir.

-Exacto. ¿Dónde si no?

-Vamos. No hay tiempo que perder. - Robin también empezó a caminar más rápido.

Me uní a ellos y a los pocos minutos estábamos en la puerta de mi mansión. Las ventanas estaban cerradas y no parecía haber nadie dentro, pero aún así seguimos caminando hasta detenernos en el porche.

-¿Debemos entrar? - Preguntó Robin.

-Si queremos saber si están dentro, no nos queda más remedio. Estad alerta. - Me acerqué a la puerta y comprobé que estaba abierta. La empujé de golpe. Seguía sin haber ningún movimiento dentro.

-Vamos, pasad detrás de mí. - Dijo Robin, adelantándose.

-Es mejor que vaya yo delante. Si Cruella es tan poderosa, no harás mucho con el arco. - Emma apartó a Robin, poniéndolo detrás de ella. Tenía razón, una de nosotras tenía que ir delante.

-Entonces os cubriré las espaldas. - Nuestras posiciones estaban ahora totalmente invertidas. Delante de todo iba Emma, con la mano preparada para atacar. A escasos centímetros y con la mirada recorriendo cada rincón de mi mansión, estaba yo. Y justo detrás Robin, con el arco apuntando a algún punto indefinido.

Empezamos a caminar por los pasillos que llevaban hasta el salón. Las luces estaban apagadas y las persianas bajadas por lo que la visión de la que disponíamos era reducida, pero en cuanto pusimos un pie en la sala de estar, una luz iluminó todo el cuarto, dejando ver a Cruella sentada sobre una de mis sillas. Justo detrás de ella, estaba la Bruja Ciega, de pie, como si fuese su perro guardián.

Se levantó de su silla al vernos entrar.

-Vaya, llegáis tarde. - Dijo señalando el reloj de pared, que estaba totalmente parado. Se rió ella sola por su ocurrencia. - Bienvenidos a MI casa. ¿Qué os trae por aquí?

But maybe I need you.Where stories live. Discover now