Regina
Cinco.
Abrí los ojos confusa. Parpadee un par de veces y estiré los brazos después de incorporarme en la cama. No recordaba haberme quedado dormida en ella. Miré a mi alrededor y la habitación estaba vacía. La cama estaba hecha y sobre mí estaba la manta que solía usar cuando me tumbaba a descansar en el sofá. Estaba en ropa interior. Supuse que Emma me había traído hasta aquí, dejándome sobre la cama, sola. Podía haberse quedado conmigo, pero no lo hizo.
Recordé como después de hacer el amor con Emma en mi cripta, ambas nos quedamos dormidas, abrazadas. Recordé también que me había agarrado a su cuerpo con fuerza, con miedo de que se escapase si la soltaba, aferrandome con esperanzas a ese 50% de posibilidades de que me escogiera a mí.
Tenía que ser yo. Debía ser yo. Emma Swan era una idiota, sí, pero no tanto como para dejar escapar su oportunidad de ser feliz. Si se casaba con Killian no sería feliz, no le amaba. O eso me dijo.
Quizás el tiempo que me pedía era para buscar la forma de decírselo a él, de explicarle cómo había pasado todo. ¿Cómo reaccionaría el pirata? No quiero ni pensarlo.
Un ruido me sobresaltó, sacándome de mis pensamientos. Me levanté de la cama para comprobar de dónde venía. Escuché otro ruido, muy similar al anterior. Venía de abajo, de la cocina. Comencé a bajar las escaleras, alerta por lo que pudiera encontrarme al llegar abajo. Otro ruido más, igual que los dos anteriores. Sonaba a cristales rotos y esta vez fue acompañado de un grito.
Me asomé a la puerta de la cocina y vi a Belle de espaldas a mí y con un plato en la mano y cinco o seis más rotos en el suelo. Tenía el brazo en alto, dispuesta a romper aquel también.
-Me gustaría conservar algún plato para la comida de hoy. - Dije entrando lentamente en la cocina. - ¿Te importaría romper alguna otra cosa? Tengo un jarrón horroroso que me regaló Snow. Me harías un favor rompiéndolo.
No contestó. Seguía de espaldas a mí y no se giró al escucharme. Supe entonces que algo no iba bien. Me acerqué a ella. La había dejado sola la noche anterior en Granny's después del numerito que le monté a Emma y no había vuelto a hablar con ella.
La escuché sorber por la nariz. Estaba llorando. No le pregunté nada, pude hacerme una idea de lo que pasaba por su cabeza. El poco tiempo que hemos pasado siendo amigas me ha servido para conocerla lo suficientemente bien. Me puse frente a ella y la rodeé con mis brazos, protegiéndola del mundo exterior, queriendo evitar su sufrimiento a toda costa.
Ella apoyó su cabeza en mi hombro, como una niña pequeña indefensa. Le habían hecho daño. Yo más que nadie sabía los efectos de un corazón roto. La abracé con más fuerza. Podía sentir sus lágrimas empapando mi pecho. Mi pecho, porque había olvidado por completo vestirme. Seguía en ropa interior, pero no me importaba. Belle no estaba bien y hacerla sentir mejor era mi prioridad.
-Me ha dejado, Regina. Me ha dejado para siempre. - Sollozó, dejando claras mis sospechas.
No sabía qué decirle, no sabía qué palabras usar para consolarla, ni siquiera sabía quién era él, pero le haría tragarse su propia lengua por hacer sufrir a Belle.
-Es un maldito gilipollas. - Solté. - No merece que derrames ni una sola lágrima por él.
-Regina. Me hiciste una promesa. Arráncame el corazón. No puedo soportarlo.
Era cierto. Se lo había prometido, pero no iba a hacerlo. No podía hacerlo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Aparté a Belle de mí, agarrándola por los hombros, haciendo que me mirase a la cara. Sus preciosos ojos azules estaban ahogados en lágrimas.
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But maybe I need you.
FanfictionEmma va a casarse con Hook. Regina parece haber encontrado en Robin a su alma gemela. Ambas parecen felices, pero ¿lo son realmente? Ellas tienen una amistad muy fuerte, comparten secretos y se han salvado la vida más de una vez...