Cap 9

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La práctica estaba acabando y todos ya querían irse a casa. Los únicos que estaban como si el cansancio no los tocara ni con la punta de los dedos eran Kagami y Kuroko. Ambos estaban tan sumidos en sus estrategias por el siguiente partido que Hyuga tuvo que hablarles para que se fueran a cambiar. No era que no quisiera seguir viéndolos practicar, demostrando ser la pareja más compatible del equipo, el problema era que si Kuroko seguía así de cerca de Kagami, tendría que soportar ver a Aomine tan pegado a Kise como in chicle, y él no estaba de humor para soportar una jaqueca esa tarde.

Ambos chicos se fueron a los vestidores, bañados en sudor y con mucha sed. Mientras se cambiaban, Kise estaba sentado en las piernas de Aomine, no porque quisiera, claro que no, es solo que el íncubo lo tomó desprevenido y lo jaló de repente hasta tenerlo prisionero entre sus brazos.

- ¡Ya suéltame! ¡Hemos estado pegados así todo el día! – Kise trató de zafarse del abrazo de Aomine, sin éxito.

- De ninguna manera, tu cuerpo es demasiado suave como para soltarlo. Además, desde que te llené con mi esencia anoche, tu olor se volvió más dulce.

De ninguna manera, tu cuerpo es demasiado suave como para soltarlo. Además, desde que te llené con mi esencia anoche, tu olor se volvió más dulce.

El cupido se llenó de rojo hasta la coronilla. Por más que lo intentara olvidar, el incubo se mantenía constantemente recordando la noche anterior. Si Kuroko estaba lleno de sudor, le recordaba como él estuvo así en sus brazos, si Kagami se relamía los labios por sentirlos resecos, le recordaba la dulzura de sus besos, si Hyuga era molestado por Kiyoshi, Aomine le decía que era gracioso porque eso le recordaba sus temblores por el miedo al placer.

"Seguro quiere molestarme" pensaba, más no podía estar más lejos de la realidad. Lo que en verdad pasaba con Aomine era que no podía olvidar todo lo que le hizo al cupido, ni un por un segundo, y necesitaba recordárselo para que él estuviera en las mismas condiciones.

Mujeres, hombres, adolescentes calenturientos o chicas con exceso de curiosidad, todas ellos habían pasado a través de sus manos y ninguno había tenido un sabor tan exquisito como el de Kise, ni siquiera las íncubos más hermosas del inframundo le habían provisto de tal sabor. No era cualquier cupido, claro que no, ya los había probado un poco antes, y ninguno tenía ese sabor tan adictivo. ¿Será que ese cupido era diferente a los demás? Quizás por ser su primera misión verdadera en la tierra, había añejado en su interior un néctar de pureza que pedía a gritos salir, y él, como buen consumidor y esbirro de satán, no podía simplemente ignorar aquel llamado, eso sería descortés. Además, Kise ahora en sus brazos, completamente rojo y con los ojos desviando la mirada de su ser, le parecía más una visión tierna que graciosa.

Esperen, ¿tierna? ¿Desde cuándo podía usar esa palabra para definir a un ser alado que le impedía hacer bien su trabajo?

- Kagami-kun, quiero pasar por el Magi Burger para aprovechar la oferta del dos por uno en batidos frescos extra grandes – La voz de Kuroko lo sacó de sus pensamientos antes de que se profundizaran.

- ¿Seguro? Se acerca la temporada de invierno, no sé si sea buena idea - Kagami, al recordar lo fácil que se enfermaba Kuroko, tenía sus dudas sobre llevarlo por un batido fresco de regreso a casa. Si su sombra enfermaba, solo Dios sabe lo que Riko le haría por tremendo descuido – Tal vez hoy debas comprar uno normal.

- Esta oferta solo viene una vez cada 6 meses. Si no la aprovecho, sería una falta de respeto al lugar en donde compro.

Al ver que Kuroko no cedía, Kagami aceptó acompañarlo con una condición: solo tomaría uno ese día y mañana tomaría el otro. Kuroko, a regañadientes, aceptó el trato, porque sabía que sí no lo hacía no tendría ni un batido ese día.

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