Cap 24: Una cena con el enemigo

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Hola!!!!

Primero que nada.... Lamento tanto haberme atrasado de nuevo!!! Las cosas con los examenes se complicaron, y encima mi profesor hizo que fuera a la recuperación para levantar la nota (ya había aprobado, maldición) Aparte, cuando escribía, debía releer todo y terminaba borrandolo (yo y mi estúpida insatisfacción)

Bueno, al menos ahora solo debo preocuparme por recoger los resultados de mis pruebas, rezo porque haya salido bien en todo.

En fin, los dejo con el capítulo nuevo. Lo hice un poco más largo de lo normal porque no alcanzaba para dividirlo en dos capítulos 

Espero lo disfruten. Ahora se desencadena todo el drama n.n

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Aunque sabían perfectamente que no estaba ahí por él, que definitivamente era una coincidencia que estuviera parado en la puerta hablando animadamente con Riko y que lo más probable fuera que solo debía recoger su chaqueta e irse de regreso por donde vino, Aomine y Kiyoshi presentían que ese chico significaba problemas para Kuroko. En el entrenamiento del club, la entrenadora no paraba de quejarse por la "farsa" que le hicieron vivir el fin de semana, de cómo el capitán le hizo vivir un infierno al engañarla para ir a un estúpido concierto y de cómo tuvo el descaro de dejarle su chaqueta para lavar, solo para darle una excusa para citarlo el día de hoy, frente a las puertas del instituto. Fue precisamente por eso que Furihata se apresuró a decirle a Kuroko, al salir de los vestidores, para ir con él y con Akashi a comer, con una limosina esperándolos por la puerta trasera, e incluso le dijeron que podría llevar a Kagami de paso que lo ayudaba con su tarea, pero no contaban con que la entrenadora era demasiado vergonzosa como para citarlo en la puerta principal, o salir rápidamente con la chaqueta en mano lista para devolvérsela, claro que no, ella revisaría primero el gimnasio y le daría a cada jugador su nueva rutina para mantener el ritmo en la siguiente temporada de partidos.

Shigehiro estaba esperando recostado contra las rejas, mirando la hora en su celular mientras jugaba con la tierra bajo sus pies. Era obvio que no tenía intenciones de irse en un buen rato.

- Maldita sea, ¿dónde rayos está esa mujer? – Aomine lo vigilaba recelosamente desde la copa de un árbol, aprovechando que Furihata entró en pánico e hizo que Kuroko lo acompañara al baño - ¡Si no se apresura, Kuroko terminará viendo a esa basura!

- Tranquilo Aomine – Kiyoshi hacía su mejor esfuerzo por no lanzarse sobre Shigehiro, pues aún conservaba algo de sentido común – Si Kuroko llega antes que Riko, me aseguraré de llevarlo directamente al gimnasio por una ruta detrás del edificio. Así no lo verá.

- No puedo estar tranquilo sabiendo que ese bastardo puede alterar a Kuroko, y más aún cuando sé que le dará un ataque a Kise. En su estado no podemos arriesgarnos a que convivan, ¡ni hablar!

Kiyoshi entendía los sentimientos de Aomine. Si algo similar le pasara a Hyuga, lo más probable sería que su primer impulso fuera desaparecer al que lo hace sufrir, después de todo, ¿qué era un humano o dos menos en este mundo lleno de pecadores? Pero también era consciente de que matar a un ser humano antes de que llegara su hora iba en contra de las reglas, sobre todo cuando nada tenía que ver con su misión original. Con infierno bloqueado o no, los castigos divinos siempre se cumplen, y si no quería dejar al íncubo desprotegido ni al pequeño cupido, tendría que hacer un esfuerzo por mantenerlo con los pies en la tierra, de forma literal.

Los minutos pasaban, y no había señales de la entrenadora. Aomine comenzaba a desesperarse. Era tanta su preocupación por Kise que no dudo ni un segundo en soltarse del agarre de Kiyoshi y pedirle que vigile mientras que él iba en busca de Riko. Se adentró en las instalaciones hasta llegar al gimnasio, y lejos de verla hacer el inventario o hablar con algún jugador despistado, ella estaba frente a la puerta, debatiéndose internamente si era buena idea cerrar todo de una vez e ir a terminar con su recado, o si tal vez debería hacer nuevamente el inventario.

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