Cap 4

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Para acalarar, las cursivas son recuerdos de los personajes. 

Disfruten la lectura!!!!

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Kise seguía a Kuroko y Kagami de regreso a casa luego de la práctica. De alguna forma, se las había arreglado para que Aomine no los siguiera pidiéndole un favor a Hyuga que casi le cuesta un ala.

"¿Quieres que le pida a Kiyoshi que distraiga a ese íncubo? ¡Estás loco!"

"¡Por favor senpai! ¡Ese estúpido de Eromine va a interferir si los sigue de regreso a casa! ¡Solo por hoy!"

"¡Pero el estúpido mono me pedirá algo irrazonable a cambio de un favor como ese! ¡¿Quieres verme sin plumas en mis alas acaso?!"

"¡Por favor! ¡Sólo esta vez!"

De mala gana, Hyuga aceptó luego de rogarle casi por media hora, aunque tenía el presentimiento de que esta no sería la última vez que Kise le pediría algo así.

La pareja hizo una parada en el Maji Burger como el cupido había anticipado, pidiendo lo de costumbre: un batido de vainilla y una docena de hamburguesas con queso. Kagami no tenía delicadeza alguna al momento de comer, mientras que Kuroko disfrutaba de su batido en silencio.

Kise intento un pequeño cliché para conseguir un progreso en su misión: hizo que Kuroko limpiara los restos de comida de la cara de Kagami con una servilleta, teniendo una sonrisa en el rostro.

- Kagami-kun, te dije que no comieras tan rápido. La comida no va a irse a ningún lado.

Kagami se sonrojo un poco por el accionar de Kuroko, pero no le dio mucha importancia y siguió devorando las pocas hamburguesas que aún quedaban en su bandeja.

Cuando llegó el momento de pagar, Kise escondió el dinero de Kuroko en el fondo de su mochila con un movimiento de dedos. El fantasma, al no encontrar su dinero para pagar, se estaba resignando a quedarse y lavar platos por una hora, hasta que Kagami pagó por él.

- No es necesario que pagues, Kagami-kun.

- No, deja que lo haga.

Al salir, era momento de lanzar el golpe final.

Ambos chicos estaban a punto de despedirse. Kuroko le pidió a Kagami que se acercara para susurrarle algo al oído. El tigre aceptó, y al hacerlo, recibió un beso fugaz en su mejilla junto con algunas palabras de agradecimiento.

- Gracias por invitarme esta vez, Taiga – Kuroko se apresuró en alejarse y se despidió con una sonrisa – Hasta mañana.

Kagami, completamente confundido, asintió. Ambos se alejaron poco a poco hasta perderse de vista.

Para estar seguro de que su plan estaba funcionando, Kise siguió unas cuantas cuadras a Kagami, viendo que en todo el camino, el chico tenía un claro sonrojo cubriendo su rostro.

- ¡Genial!

Una vez acabada su labor, se dirigió a casa de Kuroko, donde el chico ya estaba dormido.

- Buen trabajo el de hoy, Kurokocchi.


Se acomodó en la rama del árbol y lentamente, se dejó llevar por el sueño


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Al día siguiente, el cupido despertó con una extraña pesadez sobre su cuerpo.

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