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— Eu Ema.— dijo Klave al ver como el menor salía de la casa ignorando a los demás.— Che gil, ¿estás bien?— lo tomó del brazo para verlo de frente.

— No Axel, no estoy bien,— contestó demasiado molesto ya cansado de todo.— si sabes que no lo estoy ¡¿Para que preguntas?!— el mayor ignoró cada palabra de Frijo y lo abrazó. Sabía que estaba el chico estaba mal y que necesitaba consolación.

— No quiero que estés así man.— le susurró sin soltarlo.

Emanuel sentía que exageraba mucho la situación con Midel. Que tal vez solo lo estaba confundiendo, todas esas noches eran las culpables de lo que estaba sintiendo.

Al saber que Klave no lo soltaría, apoyó su cabeza en el hombro de este para tranquilizarse un poco. El más alto sonrió, o eso intentó, ver a Frijo así lo destruía por dentro.

— ¿Querés que te lleve a casa?— preguntó separándose. El menor asintió con sus ojos cerrados.

— ¿No querés que me quede con vos?— dijo cuando ya había estacionado el auto frente a la casa de Emanuel.

— No Axel, ya estoy bien. Vos anda con los pibes,— lo miró.— no vas a perder zarpada noche para quedarte conmigo.— Klave negó, estaba diciendo cosas sin sentido.

— Nada que ver Ema, si es por vos me pierdo lo que sea— sonrió.— y mucho más si estas así.

— Deja, en serio, anda. — puso su mano en el hombro del mayor dándole a entender que no tenia porque quedarse.— Fijate que Alexis no haga una de las suyas.— después de todo lo que le había hecho aún seguía preocupándose.

— Tranqui, yo lo cuido.

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