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— Sos muy empalagoso.— se quejó Marcos ante la respuesta de Axel. Desde el pasillo que daba a la habitación, oyeron como golpeaban la puerta de entrada.— ¡¿Alguno puede abrir?!

Ninguno, de todos los chicos que estaban en el living, respondió, haciendo que el menor de los Mansilla se queje antes de ir a atender.

— Gracias, media hora esperando afuera.— dijo Midel en el momento en que MKS abrió la puerta.

— Decí que te atendí, si no, estos giles— señaló algunos de los chicos sentados en los sillones. — te dejaban ahí nomas.

— Hubieses pasado.— habló Wolf encendiendo un cigarrillo.— Prácticamente vivís acá.— acotó.

Alexis se encogió de hombros y caminó hasta donde estaba Klave. Quería hablar con él, solo ellos dos.

— ¿Está Ema? — preguntó como si hablara en susurros. Axel asintió lento.

— Vení.— dijo haciéndole una seña para que lo siguiese.

Al quedar parados, ambos frente a la entrada de la habitación donde se encontraba Frijo durmiendo tranquilamente, ninguno sabía que decir.

— Gracias, Axel.

— Gracias a vos, gil.— Midel lo miró confundido.— Gracias por darte cuenta de las cosas como son.— sonrieron, pero se sentían como incómodos estando juntos y solos.— Más te vale que no me entere de que volviste a hacer sentir mal a Ema otra vez eh, porque ahí si que te encajo otro codazo en la cara.

Alexis no sabía sí tomárselo en serio a lo que estaba diciendo Klave, o no. Pero de todas formas soltó una carcajada, contagiándole la risa al mayor.

— Lo amo mucho como para volver hacerle lo mismo.

Axel asintió victorioso, al fin las cosas salían como él quería. Midel y Frijo estaban a un paso de la reconciliación. Se sentía orgulloso de su logro, este era su momento de felicidad.

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