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Emanuel se quedó pensando en lo que Axel le había dicho. Quizá si tenía razón y solo estaba confundido. De todas formas se lo notaba desanimado.

— Eu, no te pongas mal.— dijo Klave acariciándole la espalda.— Acá el que tiene que estar triste soy yo.

Frijo rió, o algo así.

— Che Ema...— la voz de Midel sacó a ambos chicos de su conversación.— ¿Puedo hablar con vos?— preguntó algo nervioso.

El menor al oír esa pregunta, automáticamente miró a Axel. Este último asintió sonriendo.

— Dale, andá.— lo animó, logrando así que Emanuel le hiciera caso y fuera a charlar con Midel.

— Gracias.— Alexis susurró solo para que Klave lo oyera.

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— Ahora si.— dijo Midel.

Se encontraban fuera de la casa ya que ahí era más calmado para hablar. Estaban solo ellos dos, sin que nadie los molestara o interrumpiera.

— ¿Qué pasó?— habló Frijo, frotando sus manos buscando calor corporal. Era una noche helada y de alguna manera tenía que calentarse.

— Nada...— el mayor suspiró. No sabía por donde empezar.— No sé como decirte.— negó sin mirarlo.

— ¿Tan difícil es?— Emanuel volvió hacer una pregunta solo que esta vez se reía.

— Decime...— antes de que pueda seguir hablando, Frijo lo interrumpió.

— Me.

— No gil, eso no.— les fue imposible no reírse. Alexis extrañaba tanto eso. Lo extrañaba a él, eso era.— ¿Para vos fue difícil decir que te gustaba un pibe?