Capitulo 5
La yegua llegó al banco y empezó a bajar hacia la arena. Frente a ellos, el río discurría plácidamente y, aparte de unos cuantos patos flotando, la orilla estaba desierta.
No había peligro de que alguien los oyera y _____ confiaba en que Harry la escuchara sin reírse. No podía confiar en nadie mejor que en él. Y sin embargo, por mucho que se lo repitiera, seguía sintiendo aquel extraño cosquilleo en el estómago.
Harry dió de beber a su caballo y lo ató bajo el árbol en que _____ había atado a Peppermint antes de ir a sentarse al lado de ella a la sombra.
Agarró una piedra como siempre y la lanzó al agua.
Harry: ¿Sabes algo ya de esa maestra de tu nueva escuela?
Tu: Sí…- agarró un puñado de hierba seca y lo estrujó entre los dedos-. Me mandó un e-mail y me invita a quedarme con ella hasta que encuentre mi propio apartamento.
Harry miró a _____. Se había preguntado si le habría sugerido aquel paseo por estar preocupada por algo.
Quizá aquel traslado la asustara. _____ había alquilado una casita desde que había conseguido su primer trabajo de consejera en el colegio de secundaria de Copperville, pero vivir en un pequeño pueblo minero de Arizona con tus padres a menos de tres kilómetros era muy diferente a vivir sola en una urbe como Nueva York.
Harry: ¿Y no te podría alquilar una habitación en su casa? –La miró-
_____ sacudió la cabeza.
Tu: No tiene sitio. Tendré que dormir en el sofá hasta que encuentre un apartamento. Además, quiero tener mi propia casa. Después de crecer en una casa llena de hermanos, he descubierto que me encanta la intimidad de vivir sola.
Harry: Crees que estás viviendo sola. Tu familia se pasa por tu casa cada poco.
Tu: Ya lo sé -suspiró-. Los quiero, pero estoy deseando estar menos cerca para variar.
Harry podía entenderla. Ésa era una de las razones por las que él había sacado su licencia de piloto privado y buscaba cualquier excusa para pilotear su avioneta Cessna sólo por el placer de estar solo.
Harry: Puede que te sientas sola.
Tu: Probablemente, pero después de vivir en una pecera, la soledad no me suena tan mal.
Harry: Ya - arrojó otra piedra al agua-. Te escucho.
Harry aspiró la mezcla familiar de olores: la humedad del río, la dulzura de la hierba, la ligera colonia floral que hacía años que _____ usaba. Maldita sea, iba a echarla de menos. Había evitado enfrentarse a aquella emoción desagradable, pero le asaltó entonces de repente y no le gustó nada.
_____ había formado parte de su mundo desde que tenía memoria. Y también el resto de su familia, dándole los hermanos y hermanas que no había tenido. Pero _____ había sido siempre a la que había estado más unido y con la que había compartido todo.
Se moriría antes de decirle lo mucho que la echaría de menos. En primer lugar, ellos nunca se habían puesto sentimentales con su relación y no quería estropear aquel excitante capítulo que se abría ante su vida. Estaba celoso a muerte y le costaría adaptarse a estar solo, pero eso no quería decir que no se alegrara de su oportunidad.
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