CAPITULO 26
_____ siguió sentada mientras Harry daba la vuelta a la furgoneta y abría la puerta, aunque esperar a que él se hiciera cargo de las cosas no era su estilo. Pero si eso le hacía sentirse más romántico obedecería.
Harry le tendió la mano.
Harry: Llevaré primero la manta y volveré a por ti.
Tu: Puedo yo llevar la manta.
Harry: _____...
Tu: De acuerdo, señor macho, pero esto es una tontería. Podríamos hacerlo de un solo viaje.
Harry: Sí, si buscáramos la eficacia, pero yo busco un efecto diferente.
Harry fue hasta la parte trasera, abrió la portezuela y trepó dentro.
_____ escuchó cómo colocaba la manta. Un par de años atrás, había instalado una colchoneta allí y ella se había preguntado si tendría que ver con su vida amorosa. Ahora estaba bastante segura de que sí.
Harry saltó y volvió a su lado.
Tu: ¿Puedo poner mi delicado pie en el suelo?
Harry: Todavía no. ¿Te han sacado en brazos alguna vez de una furgoneta?
Tu: Desde los seis años no. En cuanto supe hacerlo por mi cuenta, me pareció una completa tontería ya que... ¡Uau! –exclamó cuando Harry la levantó por la cintura.-
De forma instintiva, _____ le rodeó el cuello con los brazos y él la dejó acomodarse con un movimiento sensual y lento. El calor la asaltó al sentir la fricción de su cuerpo contra el de ella como una sensual caricia. Al final, sus pies descansaron en el suelo y lanzó un suspiro.
Harry la mantuvo abrazada y bajó la vista hacia ella.
Harry: ¿Te ha parecido tonto?
Completamente absorta por la experiencia de haber estado abrazada a él de forma tan íntima, _____ sacudió la cabeza.
Harry: ¿Crees que estás lista para un beso?
Tu: ¡Oh! No lo sé.
Harry: Vamos a intentarlo.
Atrayéndola con un brazo por la cintura, le apartó el pelo con suavidad de la cara con la otra mano.
Ella ya había visto aquella parte tierna de él, sobre todo con los animales o cuando ella se había hecho daño. Pero esa caricia sensual no iba destinada a tranquilizarla, sino a excitarla. Y lo estaba consiguiendo de forma admirable. Estaba temblando tanto, que se preguntó si conseguiría mantenerse en pie.
Harry: Estás nerviosa? –Mirándola-
Tu: Sí.
Harry: Yo también.
Harry siguió acariciándole el pelo antes de dibujarle los contornos de la cara con la punta del dedo para acabar en su boca, que dibujó con gran cuidado.
_____ alzó la vista hacia él para intentar ver su expresión en la luz del crepúsculo.
Harry le abarcó la mejilla.
Harry: La última vez que te toqué así, te estaba poniendo un trozo de hielo en el ojo, donde te había dado la pelota de béisbol.
_____ apenas podía distinguir su sonrisa en la penumbra.
Tu: No me tocaste así -murmuró.
Harry: ¡Claro que sí!
Harry deslizó la mano hasta su barbilla y la atrajo más hacia sí.
Tu: No, eras más áspero. Estabas enfadado conmigo.
Harry: No, estaba enfadado conmigo mismo. Yo fui el que tiró esa pelota.
Tu: Y yo la que la rebotó.
Harry: Hm… Tu boca está muy sexy cuando dices rebotó.
Tu: Si ni siquiera puedes verme la boca.
Harry: Sí puedo. Queda un poco de luz y por eso te he ladeado la cabeza. Para poder verte la boca. Di la palabra de nuevo.
Tu: Estás loco.
Harry: Sí -Te atrajo aún más-. Di la palabra para mí, _____.
Tu: Rebotó.
Harry: Otra vez. –Sonríe-
Tu: Rebotó. –Lo miró-
Sus labios rozaron los de ella y en ese instante, _____ supo que el mundo que había conocido había dejado de existir. Porque ahora estaba besando de verdad a Harry y nada volvería a ser lo mismo.
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