Capitulo 8
Tú: ¿Lo ves? -esbozó la sonrisa de superioridad que siempre ponía cuando ganaba algún juego-. Tienes que admitir que tiene sentido.
Harry: No tengo que admitir nada. ¿Por qué no te ayuda una de tus amigas? Pensé que las mujeres hablaban de los chicos todo el tiempo.
Tu: Sí, pero tú eres mejor fuente de información -se metió las manos en los bolsillos-. Tú has salido con más chicos que nadie a quien yo conozca. Sabes lo que las mujeres dicen de un chico y has tenido la oportunidad de conocerlos en persona y saber cómo son. Y además, no confío en nadie tanto como en ti.
Harry tragó saliva. No sabía cómo negarse. Y le gustaría que no siguiera así de pie, con las manos en las caderas y el pecho alzado hacia adelante. No le gustaba. De acuerdo, le gustaba demasiado.
Tu: Harry.
_____ se adelantó y posó la mano en su brazo.
Él intentó no dar un respingo. Ella le había tocado un millón de veces y nunca había significado nada. Hasta ese momento.
Tu: Escucha, Harry Tú me sacaste el primer diente, ¿recuerdas? –Rió-
Harry: Es un caso diferente. –bufó-
Tu: Y me enseñaste a conducir. Y me diste mi primer trago de whisky.
Harry: Me lo suplicaste y después vomitaste. –Rió-
Tu: Y tú me sujetaste la cabeza. Verás, en todos esos momentos importantes de mi vida, tú estabas allí para guiarme. –Sonrió-
Harry: Esto es diferente.
Tu: No, si dejas de ser tan puritano.
Harry: Yo no soy...
Tu: ¿Qué te parece Donny?
Harry: ¿Donny Beauford? -lanzó un bufido desdeñoso- No puedes hablar en serio.
Tu: ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo Donny?
Harry no podía explicarlo exactamente, sólo que cuando pensaba en Donny en un abrazo íntimo con _____, la piel se le erizaba. Miró hacia el sicómoro antes de mirarla a ella.
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