1° Miradas ✅

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A paso rápido cierro mi maletín y me encamino hacia la puerta de mi piso, ni siquiera me paso por la cocina a comer algo, no tengo tiempo para eso y no quiero causar una mala impresión mi primer día de trabajo llegando tarde.

Cojo mi coche y rápidamente me adentro en la carretera que me lleva al trabajo.
Diez minutos después me encuentro enfrente de un enorme edificio, el edificio en donde trabajaré.

Me asignaron ser abogada de oficio, no me quejo, algo es algo. Cuando hice la entrevista, me avisaron de que no esperara cobrar tanto como un abogado privado, pero que si conseguía que me ascendieran, podría cobrar un sueldo bastante bueno.

Pero por ahora no voy a exigir nada, ya es un milagro que me contrataran a mí y solamente a mí.

Entro a la recepción, todo es muy blanco, el suelo es impoluto y creo que si me parara a observarlo vería mi reflejo en él, pero no lo voy a hacer porque parecería estúpida. 

Detrás de un gran mostrador, una señora de mediana edad me mira por encima de sus gafas, tiene su pelo castaño recogido en un moño y mientras, teclea en el ordenador. Ya quisiera yo escribir sin tener que mirar al teclado.

—Buenas, soy Chloe Ferry. —Informo a la señora una vez frente a ella.

Ella teclea en su ordenador y yo espero nerviosa.

—Sí, abogada de oficio... —Asiento con la cabeza mientras ella sigue mirando la pantalla y seguramente leyendo información sobre mí. —Sube a la séptima planta, ahí te esperarán para explicártelo todo. —Sonrío y leo que en su chapa pone Mika.

—Gracias Mika, un placer. —Me devuelve la sonrisa y sigue haciendo su trabajo.

Busco el ascensor y aprieto el botón para llamarlo. Mientras espero, escucho voces graves gritando, y cuando me giro, veo a un grupo de policías haciendo pelotón. Le resto importancia y cuando las puertas se abren ante mí, entro en aquel amplio ascensor.
Pulso el número siete y antes de que se cierren las puertas, un policía viene hacia mí y se interpone entre las puertas para que no se cierren.

Le hace una seña a alguien y en menos de un segundo, dos policías más se acercan acompañando a un hombre que va esposado.

Yo sigo quieta en un rincón del ascensor mirando la escena, creo que ni siquiera se han percatado de mi presencia.
El hombre que tienen esposado consigue captar mi atención. Un hombre bastante alto y corpulento, tiene la cabeza gacha, pero aún así no puedo evitar ver todo de él. Incontables tatuajes asoman por toda su piel, los recorro con mi mirada y es que están realmente por toda y cada parte de su piel descubierta, llego al cuello y veo que tiene una especie de flor con colores vivos. Cuando entran al ascensor, puedo ver la cara de ese hombre, sus ojos verdes me cautivan, tiene una mirada tan profunda que da miedo.
Un escalofrío recorre mi espalda cuando sonríe, maldita sea, su sonrisa es perfecta.

Se ponen de espaldas a mí y ahora tengo una espléndida vista de su ancha espalda.

Escucho un carraspeo a mi lado y es cuando me doy cuenta de que el primer policía que entró al ascensor me había estado observando todo el rato, no puedo evitar ponerme nerviosa y seguramente roja de la vergüenza.

El ascensor se detiene y las puertas se abren. Los policías que están delante de mí se miran extrañados y es cuando yo hago un sonido con mi garganta y ambos se giran. Doy un paso para que sepan que soy yo la que se baja en esta planta y los dos se apartan, excepto el tatuado. Uno de los policias frunce el ceño, le coge del brazo y le aparta bruscamente del medio.

—Gracias. —Lo digo tan bajo que no me he ecuchado ni yo.

Miro antes de salir al tatuado quien me observa de arriba abajo mientras se muerde el labio.
Salgo apresuradamente del ascensor y cuando avanzo unos cuantos pasos me giro para ver las puertas cerrándose, claro que, él me sigue observando y cuando cruzamos miradas, me guiña un ojo.

Demandado [Venganza #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora