Demandado [Venganza #1]

17° Una actuación no del todo falsa ✅

Mes de agosto.

Ese mes en el que las vacaciones abundan, padres, madres e hijos se van de vacaciones como una familia feliz; jóvenes se van a emborracharse con sus amigos todas y cada una de las noches; y luego estoy yo, que me quedo en casa preparando el juicio.

Esto es estupendo.

—Venga ya, no dramatizes, solo nos vamos de vacaciones un par de semanas. —Intenta consolarme Ahina.

—Nosotros también, —Gracias Nina, por restregarmelo por la cara. —Estarás bien.

—Sí, he convencido a Devon para que cuide mi casa, así que oficialmente, a partir de hoy es tu nuevo vecino. —Miro a Matt con una expresión bastante aburrida.

Aunque, hablando de Devon, ¿dónde está? No se va a despedir de su hermano y su cuñada?

Genial, mis únicos amigos se van de vacaciones mientras yo me quedo aquí, y con Devon. ¡Argh! No sé qué es peor.

—Pasajeros del vuelo 180, por favor, acudan a las puertas de embarque.

La radiante voz comercial de una chica joven resuena por toda la amplia sala del aeropuerto.

—¡Genial! ¡Ese es nuestro vuelo cari! —Grita Ahina entusiasmada.

—Hasta otra Chloe, cuida de mi hermano. —Me guiña un ojo antes de abrazarme.

—Oh que tiernos, yo también quiero uno. —Ahina abre sus brazos y yo me acurruco entre ellos, algo incómoda por la gran barriga que ya tiene.

—Cuidaos. —Me despido antes de verlos darse la vuelta e ir a las puertas de embarque.

—Chloe, no me gusta la idea de que Devon ahora sea tu vecino. —Y por primera vez en lo que llevamos en este aeropuerto, habla Fred.

Oh, no os lo he contado. En estos dos meses Nina y Fred se han estado viendo, está claro que lo hicieron todo al revés, empezando por el polvo hasta terminar con su primera cita. Pero si a ellos les va bien y son felices, no soy quien para negarme a su relación.

—Tranquilo, estaré bien, tú encargate de divertirte con Nina. Divertios por mí. —Sonrío de oreja a oreja aunque internamente estoy llorando.

—Descuida. —Nos abrazamos los tres. —Te traeremos algún souvenir.

—Atención pasajeros del vuelo 230, ya pueden acudir a las puertas de embarque.

Nos separamos con dificultad, no quiero que se vayan, quiero que se queden conmigo.

—Hasta dentro de dos largas semanas. —Me despido con la mano en el aire mientras les veo irse.

Ahora sí me he quedado sola.

Camino por todo el aeropuerto para llegar al parking. Veo como familias se van despreocupados porque van todos juntos, como si se tratase de un pack.
Otras personas se despiden de sus familiares y amigos porque se van solos.

Paso por las puertas de llegada, otro gran espectáculo. Esas personas que se fueron solas a algún país, regresan con los brazos abiertos para recibir a sus familiares, algún que otro llanto y grito suena entre la multitud. Otras personas que llegan nuevas y solas a este país.
Claro que, no pueden faltar las típicas personas con pancartas del tamaño de mi cama en donde hay escrito cuánto han echado de menos a esas personas en concreto.

Una vez ya en el coche, me abrocho el cinturón y con las manos en el volante me pongo a pensar que es lo que voy a hacer durante estas dos semanas a parte de sacar a pasear a Russ y encargarme del caso.