25° Te lo prometo ✅

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—Debe tener cuidados las 24 horas. Aun sigue delicado. —Escucho al doctor mientras siento la sonrisa pícara de Devon a mis espaldas. Él ya sabe quien le va a cuidar. —También tiene que tomar estas pastillas. —Me tiende dos botes. —Estas antes de comer. —Vuelve a tender me otros dos. —Y estas después de cenar. —Miro incrédula los cuatro botes de pastillas.

—Está bien...

—Bien, dicho esto, Devon está dado de alta oficialmente.

Mientras el doctor se va, escucho una risa por lo bajo.
Me doy la vuelta y veo a Devon en su silla de ruedas. ¿Pero qué...?

—Tienes dos piernas machote, no creo que te las rompas por caminar un rato. —No quiero ser la enfermera particular de este hombre.

—Oh por dios Chloe. —Escucho la voz del doctor a mis espaldas. Cierro los ojos, alomejor si me quedo quieta no me ve. —Las costillas de Devon siguen algo delicadas, no aguantarán su peso. —Parece estar regañándome. —Así que, haz el favor de llevarle en su silla de ruedas.

Pongo los ojos en blanco y miro a Devon quien estoy segura de que se está aguantando la risa.

—No sé yo si vas a ser una buena enfermera. —Dice una vez el doctor se ha ido. —¿Te pondrás un uniforme sexy?

Le doy una colleja, a ver si se le quita la tontería.

No puedo evitar sonreír. Esto de tener que cuidarle me hace especial gracia.

***

Entramos en el coche y una duda se me instala en la cabeza.

—¿En tu casa o en la mía? —Y me arrepiento al instante de haber formulado la pregunta así.

—Mmmh, Chloe, no creo que esté en condiciones de hacerlo. Créeme que quiero, y mucho. —Esa sonrisa perversa vuelve a aparecer en su cara.

No puedo evitar sonrojarme, la verdad es que Devon juega bien sus cartas, o más bien, las de los demás.

—Muy bien gracioso, te llevaré a la mía.

—Eso me gusta más... —Viro los ojos antes de ponernos en marcha.

***

—Tienes suerte de que ya hayan arreglado el ascensor, de lo contrario hubieras tenido que subir las escaleras tu solito. —Digo mientras aprieto el botón de mi piso.

—No me hubieras dejado desamparado. —Mira hacia arriba para buscar mi mirada, pero la mía está fija en las puertas del ascensor.

Van a ser unas semanas duras.

Entramos en el apartamento y lo primero que hago es dejar a Devon que vaya a sus anchas, prefiero recibir a mi querido Russ.

—¿Quién es el mas bonito de todo el mundo? ¿Quién? —Russ está muy enérgico hoy.

—Em, ¿yo? —Responde Devon.

Creo que después de unos meses ya me he acostumbrado a sus respuestas.

—Aparte... —Digo con algo de picardia.

Miro la expresión de Devon y parece bastante asombrado.

—Yo también sé jugar a tu juego, Devon.

—En ese caso, me gustaría que jugarás a menudo. —Sonrío antes de dirigirme a la cocina.

—¿Tienes hambre? Eso de que te hayan estado alimentando mediante un tubo no tiene que ser muy satisfactorio para tu estómago.

—Agh, no me lo recuerdes. —Río por lo bajo.

Demandado [Venganza #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora