Me levanto temprano, hoy iré a correr. Recuerdo perfectamente lo que pasó la última vez que fui a correr a las seis de la mañana, pero quiero pensar que solo se equivocaron de persona y que yo estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Así que sin más temores empiezo a correr por las calles hasta llegar al parque. Esto se ve más traquilo. La ligera brisa provoca que las ramas de los árboles se muevan y que las hojas de estas produzcan un sonido bastante relajante. Inspiro profundamente y acelero el paso.
Sin darme cuenta, tropiezo con una piedra.
—Maldita sea... —Me froto la rodilla. Que daño.
Vaya caída más tonta.
—¿Estás bien? —La dulce voz de una mujer hace que me sobresalte.
Miro hacia arriba encontrándome con una chica pelirroja de cabellos rizados y muy sonriente. Me quedo mirándola unos segundos, es bastante guapa.
—S-Si... Creo. —Me tiende la mano para ayudarme a levantarme. —Gracias. —Le muestro mi mejor sonrisa.
—Tú eres Chloe, ¿verdad? —Abro los ojos de par en par. ¿Cómo sabe mi nombre?
Ni siquiera contesto cuando la chica vuelve a hablar.
—Me tomaré tu silencio como un sí. —El cambio de tono repentino en su voz me incómoda.
—¿Quién eres? ¿Y qué quieres? —Doy un paso hacia atrás y lo que pasó esa mañana me viene a la cabeza.
—Solo te diré un par de cosas. —Antes de que me diese la vuelta me coje de la muñeca y me retiene. —No te acerques a Devon. Ni siquiera pienses en él. Ten por seguro que si lo haces, tendrá consecuencias, y no muy buenas. —Una sonrisa maligna se abre paso en su rostro.
Mi corazón está a mil por hora. ¿Quién es esta chica? ¿Y por qué conoce a Devon? ¿Será una ex? Una ex hipercelosa.
—Quedas advertida. —Suelta mi muñeca con desprecio y se larga por donde ha venido.
Me quedo en mi sitio estática.
Definitivamente no vuelvo a salir jamás a correr a estas horas.
Vuelvo a casa caminando inmersa en mis pensamientos.
Cuando llego al piso las luces siguen apagadas, claro, son las siete de la mañana.
Decido ducharme para quitarme este mal cuerpo que se me ha quedado.Envuelta en mi toalla me dirijo a mi habitación quedándome en el umbral de la puerta viendo a Devon dormir. Sus facciones relajadas y su boca entreabierta hacen que parezca un bebé.
Sonrío y me siento a su lado acariciándole el pelo. Mis dedos pasan entre sus cabellos una y otra vez.
"No te acerques a Devon.."
Si tan solo supiera que no puedo estar sin él...
Beso su frente y me levanto para ponerme algo de ropa.
Mientras me pongo mi ropa interior, siento unas manos calientes rodear mi cintura y abrazarme mientras que sus labios besan mi cuello.
—Me estaba gustando lo que me hacías. —Su voz ronca de recién despertado inundan mis oídos. Qué tono más sexy.
Sonrío terminando de ponerme mi ropa interior y me giro para besar sus labios.
—¿Por qué estás despierta a estas horas? —Su pregunta me baja de la nube en la que estaba.
—He salido a correr. —Decido omitir la pequeña conversación que he tenido con esa pelirroja.
—Así que es así como se mantiene en forma esta chica... —Me mira goloso.
Río y me carga en brazos hasta llegar a la cama. Se pone encima mío poniendo sus brazos a ambos lados de mi cabeza.
—Yo sé otra manera de ponerse en forma. —Besa mis labios y va bajando hacia mí cuello.
La vibración de mi móvil nos sobresalta a los dos. No puedo evitar leer el mensaje.
*Número desconocido: Tú lo has querido, atente a las consecuencias.*
Aparto bruscamente a Devon de mí y me levanto tan rápido como puedo. Miro por la ventana, pero no veo nada. Acto seguido me siento estúpida, estoy en un quinto piso, ¿cómo va haber alguien espiando?
—¿Qué te pasa? —Pregunta Devon preocupado.
¿Debería decirle algo? Después de todo, él tiene algo que ver en todo esto.
—Nada, yo... Sólo quiero dormir. —Será mejor no decirle nada.
Ambos nos acostamos en la cama, solo que yo no tengo la intención de dormir. Esa chica... ¿Qué consecuencias? ¿Querrá hacerme daño a mi? ¿O a Devon?
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Demandado [Venganza #1]
Romance《Me levanto y le abrazo sin más. Le abrazo porque lo necesita, porque lo necesito. Segundos después siento que sus brazos me rodean y parece aferrarse a mí. -No es justo que sea yo quien vaya a la cárcel. -Su voz apagada me mata. No puedo evitar q...