Me resigne cuando me di cuenta que no sabia nada, que tampoco me quedaba nada, que no tenia con quien hablar... Y ni siquiera compartir una mirada, me devolví desde el futuro a pensar en solo recuerdos del ayer, cuando quizás tuve mucho y no sabia lo que mi futuro iba a ser...
Me convertí en no más que un furtivo de los momentos que compartíamos a cada momento, e indignado vi hacia mi armario y vi el abrigo que dejaste en aquel teatro, vi en unas cuantas gavetas las lentejuelas que te colgaban en tu diestra en aquel vestido negro azabache que mis estribos hacia perder de veras.
El distintivo suplemento de tus caricias que me di cuenta que era mi medicina, lo admito y lo admitiré durante treinta días... Porque me di cuenta después que ya no eras mía y por tortura me volví loco en las mentiras, en las que me quise creer cuando aún eras mía.
