Capítulo 26

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Carter jamás imaginó escuchar esa voz, ni por su mente pasó la idea de que se comunicaría con él voluntariamente.

-¿Nick?

-Si Carter, llamaba para saber si habías logrado salir con bien de aquel sitio.

-Era imposible no hacerlo si dejaste todo muy preparado para salir de allí.

-Me alegro, debo admitir que me caes bien.

-¿Has pensado en lo que te propuse? ¿Llamas para eso?

-Puede que haya pensado en esas posibilidad pero no hay manera de que sea posible, no llamé para eso, como te dije quería saber si estabas bien.

-Un momento, ¿Cómo conseguiste este número?

-Tengo mis medios para conseguir lo que necesito, deberías imaginarlo.

-Dame la oportunidad de conversar de nuevo sobre tu caso Nick podemos hacer algo para que te sientas tranquilo y nos ayudes.

-Que terco eres, pero dime algo... Ellie ya...

-No debo decirte esto pero puedo entender tu interés, aún no ha dado a luz pero está en los días finales puede ser en cualquier momento, espero que no hagas nada estúpido.

-Siempre cumplo mi palabra, debo irme, cuídate Carter.

-Por cierto... gracias por la información de los hombres que nos dejaste en aquel lugar.

-Espero que sepan aprovechar el tiempo-hubo un largo silencio.

-¿Aceptarás hablar conmigo? Sé que quieres decirme algo más.

-Sólo que te cuides, digamos que tengo un mal presentimiento-Cortó la llamada.

Carter apretó el teléfono entre sus manos, estaba seguro de que podía convencerlo si lo hubiese tenido un poco más en la línea, intentó ver el número del que lo había llamado pero era desconocido y no se veía en pantalla, pediría a la compañía telefónica la lista de llamadas para verificar el número, pero sabía que no llegaría a nada, seguramente era un teléfono prepago desechable.

Se apoyaba las manos en el mesón de espaldas a la puerta inmerso en sus pensamientos y no escuchó que Helen entraba en la cocina, sólo sintió las manos de ella rodear su torso desnudo y su cuerpo caliente pegado a su espalda, le recorría la espalda con pequeños besos suaves mientras acariciaba su pecho.

-Si sigues haciendo eso no respondo de mis actos-le dijo en voz baja Carter disfrutando del tacto de las manos de Helen en su cuerpo.

-No puedo evitarlo, no te imaginas lo erótico que te ves aquí en la cocina preparando el desayuno con sólo ese pantalón que me encanta como cae sobre tus caderas-le dijo entre beso y beso en la espalda bajando sus manos por delante de él hasta el principio de la goma del pantalón.

-Te advierto que no estoy usando ropa interior, si sigues por ese camino te desayunaré a ti.

Helen se apretó aún más a su cuerpo sonriendo coqueta sólo llevaba una camiseta larga, sin bragas ni sujetador debajo, siguió pasando las manos por el torso desnudo de Carter provocándolo, en un movimiento rápido la colocó delante de él y la miró con el deseo ardiendo en sus ojos, recorrió su cuerpo con la mirada atacando sus labios con hambre, con pasión, era increíble como su cuerpo entero se encendía al sólo mirar las curvas de esa mujer, sacó la camiseta por encima de su cabeza dejándola desnuda frente a él.

-Ahora has despertado mi apetito-le dijo besándole el cuello mientras sostenía en alto su cabello, bajando lentamente hasta sus senos que bien recibían su atención, Helen no pudo evitar soltar el aire contenido en sus pulmones al sentir su boca en contacto con su piel.

-Entonces es hora de que desayunemos cariño-Le dijo acariciando su cabello mientras él se entretenía en su pecho.

Carter se separó sólo un poco de ella para ver su rostro, la piel erizada de deseo, sus labios entreabiertos pidiéndole que siguiera, tomó el jugo de naranja que había sacado hace poco del refrigerador y lo acercó a él sin separarse de ella justo detrás estaba un vaso donde vertió un poco, metió dos dedos en el líquido aún frío y goteando lo acercó a los labios rosados de Helen que instintivamente los abrió para saborear sus dedos, repitió el proceso pero esta vez dejó caer más gotas sobre su pecho deslizándose a lo largo de su abdomen, la miraba como cerraba los ojos abierta a esa sensación, la subió al mesón tomándola por sorpresa quedando entre sus piernas, bajó sus labios haciendo el mismo recorrido que las gotas del jugo absorbiendo el sabor de la fruta.

-Creo que me encantará desayunar así por el resto de mi vida-le dijo con la voz llena de deseo, susurrándoselo a la piel, mientras Helen lo miraba con la misma intensidad y arqueaba la espalda sintiendo como esa boca pasaba lentamente sobre ella haciendo que oleadas de placer recorrieran todo su cuerpo.

De su boca brotó un gemido cuando sintió como Carter se unía a ella atrayéndola hacia su entrepierna, encajando perfectamente sus caderas, con movimientos firmes y tortuosos le hizo el amor besándola hasta robarle el aire de los pulmones, ella lo rodeaba con sus brazos alrededor del cuello sedienta de él, sus dedos jugaban con su cabello rubio despeinado, colocó sus piernas alrededor de sus caderas fundiéndose aún más con él, podía sentir como Carter ocupaba cada centímetro dentro de ella haciéndola perder la noción del tiempo y el espacio, sus respiraciones se aceleraron cada vez más, el fuego ardía en su interior, Carter separó los labios de su boca y abrió los ojos para admirar el rostro de Helen con las mejillas ardiendo como el resto de su cuerpo.

-Abre los ojos cariño, necesito que me veas a los ojos cuando te haga llegar al clímax-su voz era ronca, dominante, exigente, pero al mismo tiempo dulce.

Ella obedeció y vio ese rostro tan masculino irradiando sensualidad, tan entregado a amarla en cuerpo y alma que no pudo evitar que las lágrimas de felicidad brotaran de sus ojos al mismo tiempo que se estremecía por completo.

-Así de feliz quiero verte siempre mi amor, dedicaré cada segundo de mi vida para darte momentos como este, nada me complace y me llena más que estar dentro de ti, sentir como te hago estremecer con cada caricia, con cada beso, quiero absorber cada sonido de goce que salga de tus labios, porque cada uno me pertenece-la besó apasionadamente mientras disfrutaba hacerla sentir mujer y entregándose a su propio placer.

Duraron unos minutos así abrazados mientras sus palpitaciones se calmaban y la respiración se les normalizaba, con toda la delicadeza la bajó del mesón tomándola en sus brazos para llevarla de nuevo a la habitación, ella apoyó su cara en aquel pecho caliente y que olía tan bien dejándose mimar, se acostaron un rato en la cama, así piel con piel sin decirse nada, sólo recreándose en la imagen del otro, hablando con la mirada, grabando en su mente ese instante para crear la base de un nuevo comienzo.

pan>=

Un pasado un futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora